Por Paula Torrico, directora de la carrera de Terapia Ocupacional UC

La mayoría de los pacientes con coronavirus sometidos a ventilación mecánica y  que sobreviven al coronoavirus  deben ser guiados a través de un largo y difícil viaje hacia la recuperación.

Andrea Martínez, de 28 años, es una terapeuta ocupacional de cuidados intensivos en un hospital de Santiago que pasó de tener una carga completa de pacientes neurológicos a tratar la recuperación de COVID-19 cuando golpeó la pandemia. El caso de ella se repitió exponencialmente en unidades de cuidados críticos e intensivos del sistema de salud público y privado.

La enfermedad, que puede tardar más de un mes en recuperarse , a veces deja a los pacientes incapaces de caminar, hablar y cuidar de sí mismos. Algunos ni siquiera saben en qué mes estamos.

Muchos de los pacientes tratados en UCI experimentan delirium una vez que están más alerta, y también tienen una debilidad generalizada muy profunda en sus brazos, piernas, cuello, todos los músculos que se puedan imaginar. Andrea Martínez conoce de cerca esta situación y aún la sobrecoge.

“Es muy fácil -para las personas sanas- levantarse de la cama, ir al baño, cepillarse los dientes, vestirse, pero para alguien que se está recuperando de COVID, eso requiere mucha energía y puede sentirse extremadamente fatigada después de hacer esas tareas básicas».

La terapia ocupacional consiste en un re-aprender. Enseña a los pacientes cómo sostener una cuchara, cómo arreglarse y, con la ayuda de fonoaudiólogos  a recuperar el habla y el lenguaje. Pueden pasar muchas sesiones antes de que puedan ser dados de alta.

Cuando los pacientes salen por primera vez de los ventiladores y sufren delirium, el trabajo es particularmente difícil. Andrea comenta que: “Por lo general están desorientados, tienen problemas para seguir órdenes … muchos de los pacientes también se han confundido en cuanto a por qué su esposo o esposa no están con ellos o sus hijos no están con ellos y preguntan por su familia”.

Este 1 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, con el objetivo de concientizar a la población acerca de esta realidad en diversos espacios (laborales, educacionales y sociales); y en los que la terapia ocupacional como profesión, puede contribuir como una herramienta que facilite la inclusión efectiva y la realización personal de quienes viven esta condición.

De la historia de Andrea Martínez hay un episodio que me sensibilizó al extremo. Relató que un momento particularmente asombroso fue el de un paciente de 70 años que estaba teniendo serios problemas después de estar conectado a un respirador durante tal vez un mes o más y había estado delirando durante días. Finalmente pudo aprender a usar el tablero del alfabeto para comenzar a comunicarse. Un día durante su terapia, Andrea se percató de que le gustaba la música de Frank Sinatra. Entonces, en una tablet que había  en su habitación, le puso música de  Frank Sinatra. Fue increíble ver cómo este hombre que recién tomaba conciencia de su realidad, se conectó al mundo a través de una melodía. Sinatra lo devolvió a la vida.

Hoy, abrazamos nuevos retos para intervenir en espacios laborales y educacionales. La terapia ocupacional permite reducir los límites del entorno físico y adecuar los espacios y las comunidades a las condiciones y capacidades de toda persona. Sin duda, la autonomía es una herramienta invisible cuando enfrentamos situaciones adversas y solo se valora cuando vivimos en primera persona o a través de algún ser querido, algún tipo de discapacidad transitoria o permanente.

 

 

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