- Nuevas técnicas de permiten preservar más y mejor los órganos extraídos hasta su trasplante, asegura la gerente general de la Asociación de Dispositivos Médicos de Chile, ADIMECH, Gabriela Garnham.
Santiago, diciembre de 2022. ¿Sabías que hoy la tecnología médica permite mejorar la conservación de órganos para trasplantes? Tradicionalmente, para que el órgano se conserve se utiliza el almacenamiento en frío estático, es decir, queda refrigerado y en reposo, con su metabolismo inhibido, hasta su trasplante. Esto se hace en la clásica caja de hielo, permitiendo el traslado de el o los órganos durante el tiempo de isquemia, que va desde cuándo se realiza la extracción hasta su implantación en el receptor.
“En nuestro país, los tiempos de isquemia son especialmente desafiantes, debido a nuestra larga geografía. Es vital que en esta etapa de la cadena se evite el deterioro del órgano a través de condiciones especiales de conservación y preservación”, explica la gerente general de la Asociación de Dispositivos Médicos (ADIMECH).
En el contexto de la actual campaña Yo Dono Vida del Ministerio de Salud, que busca aumentar la donación de órganos en nuestro país, este tema cobra especial importancia. Actualmente en Chile hay 2.067 personas en lista de espera por un órgano, mientras que durante todo el 2022 se han realizado 422 trasplantes de 164 donantes, evidenciando una enorme brecha para cubrir las reales necesidades y dejando claro que ningún órgano donado se puede perder.
Avances en conservación de órganos
En los últimos años ha crecido una técnica de conservación que consiste en hacer circular una mezcla de oxígeno y nutrientes por los vasos sanguíneos del órgano para preservarlo, ya sea a temperatura baja (perfusión hipotérmica) o fisiológica (normotérmica).
La perfusión normotérmica o cálida es lo más parecido a mantener el órgano en funcionamiento normal mientras está fuera del cuerpo, ya que conserva el metabolismo activo. Esta técnica alarga la vida de los tejidos, amplía el espectro de donantes y hace posible aprovechar órganos en condiciones que con el almacenamiento estático los descartarían para un trasplante.
Gabriela Garnham explica que en pruebas de laboratorio las máquinas de perfusión han permitido, incluso, reparar lesiones preexistentes en hígados, limpiando depósitos de grasa y regenerando algunas partes. “Así, los hígados u otros órganos lesionados de personas fallecidas, hasta ahora desechados, podrían ser útiles en un nuevo huésped”, agrega la gerente general de ADIMECH.
Los órganos que se pueden trasplantar de un donante fallecido son corazón, pulmones, hígado, riñones y páncreas, mientras que de un donante vivo, en nuestro país, se puede trasplantar riñones y lóbulo del hígado. Además, existe la donación de tejidos como córneas, huesos y piel, entre otros, que pueden mejorar la vida de muchas personas en tratamientos de la vista, o heridas y quemaduras graves, entre otros, la cual puede ser de donantes vivos o fallecidos, según sea el caso.
La escasez de órganos donados es una problemática a nivel mundial, por lo que una vez autorizada una donación es vital actuar rápido para que el o los órganos no se deterioren, siendo un gran aporte la tecnología médica como las máquinas de perfusión.
“El avance y la innovación de la tecnología y de los dispositivos médicos es fundamental en la donación y trasplante de órganos. Desde 1966, cuando se realizó el primer trasplante renal en Chile, hasta ahora la tecnología ha ayudado a salvar la vida de miles de personas”, finaliza la gerente general de la asociación.
Equipo Prensa
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