La transición entre el fin de las vacaciones y el inicio del año laboral y académico suele ser uno de los periodos más estresantes y complejos del año. El abrupto paso del descanso a la vorágine de marzo suele desencadenar algunos trastornos físicos y psicológicos en nuestro organismo que, sin la ayuda y herramientas adecuadas, pueden terminar por colapsarnos.
“El bienestar que experimentamos durante las vacaciones, decae rápidamente una vez que se vuelve a la rutina. Marzo además es un mes de muchos gastos que suele agobiar a las personas, por eso es importante estar alertas a síntomas como la fatiga, trastornos del sueño y el estrés,” explica la neuropsicóloga CLC, Claudia Salas.
Asimismo, es importante entender que retomar los compromisos de marzo “supone un proceso gradual, que nos va a costar y en el que podemos fallar; y eso está bien. Ya hemos sobrevivido a otros marzos y este no será la excepción,” recalca la especialista.
Síntomas de “marzitis”
Coloquialmente se le ha denominado “marzitis” al síndrome que reúne todos los trastornos emocionales y físicos derivados del inicio del año laboral (entendiendo que “itis” significa en la jerga clínica inflamación).
La neuropsicóloga de Clínica Las Condes, Claudia Salas, advierte que los principales signos a los que hay que estar alerta es “a nivel fisiológico síntomas como tensión muscular, problemas gastrointestinales y dolores de cabeza. En lo conductual, podemos experimentar inquietud, insomnio y/o dificultades para conciliar el sueño, y evasión para evitar relacionarnos con otras personas. En términos emocionales debemos estar alerta a signos como irritabilidad, angustia y apatía. Finalmente, a nivel cognitivo, pueden existir dificultades para concentrarse, sensación de constante confusión y preocupación por cometer errores,” concluye la especialista.
Si nos dejamos controlar por estos factores vinculados al estrés, probablemente tendrá consecuencias directas en nuestro rendimiento laboral, académico e incluso familiar. Por lo mismo, es fundamental el autocuidado y planificar marzo de tal manera que nos pille por sorpresa. Para eso, los siguientes consejos te pueden ayudar a reducir esos niveles de ansiedad.
Consejos para cuando se “aparezca marzo”
- Volver de las vacaciones uno o dos días antes de entrar a trabajar, puede ser muy bueno para aminorar el impacto del regreso a la rutina.
- Planificar el mes. Ayuda mucho calendarizar los compromisos para distribuir mejor el tiempo. Eso también aplica en el aspecto económico para ir dosificando la carga de gastos (colegios, patentes, contribuciones, etc.)
- Regular los hábitos de sueño. Acostarse más temprano que en el período de vacaciones y evitar distractores como TV a altas horas de la noche.
- Retomar con calma, despacio, quizá el primer día dedicarse a mirar los pendientes y planificar; no ponerse metas altas la primera semana.
- Organiza tu día laboral para alejar el estrés. Priorizar lo más importante e ir desechando o delegando lo que no depende estrictamente de nosotros.
- Organizar tu agenda social, adiós a las invitaciones y actividades innecesarias, define los tiempos que tomarán las cosas que tienes que hacer para evitar andar corriendo.
- Hacer actividades físicas fuera del horario laboral o académico. Deporte, caminar al aire libre o hacer yoga, son actividades que ayudan además a quebrar la rutina.
La neuropsicóloga CLC, Claudia Salas, agrega que lo importante es no sobrepasar nuestras capacidades. “Cuando esto pasa, nos encontramos con una situación de riesgo, ya que estamos propensos a generar algún cuadro de depresión, estrés o trastornos ansiosos”. Ser conscientes de nuestras fortalezas y debilidades nos ayudará a sobrellevar este mes del año que demanda un esfuerzo adicional, pero sin tener que sacrificar nuestra salud física y emocional.
Equipo Prensa
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