Instauran nuevo rito en el Guillermo Grant

  • Al HGGB ingresan cerca de 100 niños al año a tratar sus cánceres de diversas zonas del centro sur del país. Alrededor de 30, padecen afecciones en su sangre.

Alma tiene casi cinco años de edad. Hace tres, inició su lucha contra una leucemia linfoblástica. Uno de los cánceres más frecuentes en pacientes pediátricos, pero Alma dio la pelea y para demostrar que le ganó a la enfermedad, fue la primera en dar un campanazo simbólico. En diversas partes del mundo, este acto se ha transformado ya en toda una tradición. La placa instalada junto al cencerro de bronce macizo dice: “Damos gracias por los amigos que se convirtieron en familia, las noches en mañana y los sueños en realidad. Con el toque de esta campana, hacemos público el triunfo de todos los que compartimos, con los que están y los que ya partieron”.

Alejandra Herrera, su madre dijo que tuvieron el deseo de concretar la instalación de una campana, en el área de Oncohematología Pediátrica de nuestro recinto, donde hasta ahora, sólo en el área de adultos existía una similar. “Ella vio en internet que en un hospital de Estados Unidos la tocaban y quisimos marcar este hito familiar para cuando terminara sus quimioterapias, cumplirle su deseo y el de muchos otros niños cuando terminan su recuperación”, contó emocionada y agradecida por los cuidados que le brindaron a su pequeña en nuestro hospital.

“Gracias a Dios se dieron los tiempos, este momento y los recursos para poder instalar la campana que hoy mi hija pudo tocar. En este lugar uno encuentra una fe increíble con otros papás y un apoyo que sirve para enfrentar momentos muy difíciles”, agregó, durante la celebración que sellaron con un cóctel de agradecimiento para el personal de Oncología, que ofrecieron -como familia- instancia que coincidió con el alta médica de la pequeña Alma, este 25 de septiembre.

La médico jefe del área oncológica infantil, Paola Olate dijo que ella misma adquirió la campana y que la familia de la niña hizo las demás gestiones para lograr su instalación definitiva. “Teníamos la idea hace algún tiempo. Previo a esto, les entregábamos una copa como símbolo del triunfo y el fin de sus respectivos tratamientos”.

Claudio Baeza, director del establecimiento manifestó su alegría, primero por la recuperación de la pequeña y segundo, por el hito instaurado en el Guillermo Grant. “Somos una gran familia, un lugar donde coinciden muchas personas, por largo tiempo y generan lazos. Tenemos muchas tradiciones y ritos como cuando se nos va uno de los nuestros y lo despedimos con aplausos, flores y globos blancos mientras el cortejo recorre toda la manzana de asistencial. Otro ejemplo, despedimos a quienes inician su jubilación con alegría en el último marcaje del reloj control, así que esta instalación de la campana en oncología pediátrica sabemos que será trascendente porque marca el fin del sufrimiento y la llegada de un nuevo periodo de bienestar en la vida de cientos de niños y niñas”, sentenció.

Anualmente, a esta área ingresan entre 85 y 100 niños y niñas, hasta 15 años. Somos el hospital que más pediátricos atiende, después del Hospital Calvo Mackenna de Santiago. Un tercio de estos pacientes padecen la leucemia linfoblástica, mismo cáncer que venció Alma y que -repicando la nueva campana- dejó en claro que la sanidad llegó a su vida para iniciar una nueva etapa de bienestar.

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