Carolina Uribe Directora Carrera de Enfermería, UDLA, Sede Concepción

 

La piel es el órgano más grande del cuerpo, cubriendo toda su superficie. Desempeña funciones esenciales para nuestro organismo, entre ellas la absorción de radiaciones ultravioletas, termorregulación, protección contra agresiones externas y la producción de vitamina D.

Durante el invierno, es crucial salvaguardarla mediante acciones que prevengan el deterioro de su barrera protectora. Esto ayuda a evitar la sequedad y el enrojecimiento, los que pueden derivar en lesiones o heridas.

En los días de bajas temperaturas, es importante resguardarla con el uso de prendas adecuadas (guantes, bufandas, gorros y orejeras), además de mantenerla hidratada aplicando alguna crema humectante, sobre todo en aquellas áreas que están más expuestas a las inclemencias climáticas, como las manos, labios y cara.

Se recomienda también mantener un adecuado consumo de agua y procurar llevar una dieta equilibrada, rica en vitaminas y Omega 3, para lo cual es fundamental aumentar el consumo de frutas, verduras, frutos secos y pescados.

Asimismo, cabe recordar que, aunque los días de invierno estén nublados, se debe cuidar la piel contra la exposición a los rayos UV, usando protector solar diariamente.

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