Maricela Pino Directora Escuela de Obstetricia y Puericultura Universidad de Las Américas

La infertilidad es una realidad que afecta entre el 10 y 15% de las parejas en nuestro país, logrando convertirse en un tema de relevancia. En este contexto, la Asociación Americana de Fertilidad (AFA) cuenta con una campaña para concienciar sobre esta condición y sus posibles formas de prevención.

La infertilidad se define como la “inhabilidad de una pareja para lograr la concepción o llevar un embarazo a término después de un año o más de actividad sexual no protegida por un método anticonceptivo”. Factores como la postergación de la maternidad, la obesidad y las infecciones de transmisión sexual, son algunos de los principales responsables de esta dificultad.

Para las parejas que enfrentan la infertilidad, el camino para lograr una gestación puede ser complejo, emocionalmente desgastante y solitario. El diagnóstico y tratamiento a menudo implica procedimientos invasivos, prolongados y costosos, con resultados inciertos, lo que genera una profunda frustración y un desgaste emocional constante.

La experiencia de la infertilidad puede ser tan intensa como una crisis vital, provocando un duelo que genera reacciones emocionales significativas. El estrés y la ansiedad pueden ser comparables a los de una enfermedad terminal o la pérdida de un ser querido. La sorpresa inicial tras el diagnóstico puede dar paso a la rabia, la frustración y la pregunta recurrente «¿por qué a mí?». 

La envidia, los celos y la culpa también son sentimientos comunes, especialmente en mujeres que han pospuesto la maternidad por motivos profesionales. La presión social para ser madre puede afectar la autoestima, llevando a algunas a sentirse incompletas. La depresión y los problemas en la vida sexual de la pareja también se exhiben como posibles consecuencias de la infertilidad, ya que la espontaneidad tiende a desaparecer y pensamientos negativos como «¿para qué tener relaciones sexuales si no tiene sentido?» pueden surgir.

Es fundamental abordar esta temática desde diferentes perspectivas. Asimismo, promover la adopción de estilos de vida saludables para prevenir la obesidad, una causa importante de los problemas asociados a anovulación. El autocuidado para evitar las infecciones de transmisión sexual es igualmente esencial. 

Además, es necesario implementar políticas públicas que fomenten la maternidad a una edad temprana y apoyen la crianza de los hijos sin el temor a perder el empleo. Las iniciativas comunitarias deben centrarse en desmitificar las causas y los tratamientos de la infertilidad, brindando información y apoyo a las parejas que enfrentan esta situación.

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