En el marco de la implementación “Chile Cuida”, el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Antonia Orellana Guarello, presentó los resultados de un estudio cualitativo sobre las experiencias de mujeres que realizan trabajo de cuidados no remunerados a personas con discapacidad o dependencia severa. 

A partir de esta investigación se identificaron diversas necesidades de las cuidadoras que están estrechamente relacionadas con su rol, tales como la falta de reconocimiento de su trabajo, la escasez de relevo para la realización de tareas del día a día, la ausencia de proyecto de vida personal y la necesidad de capacitación idónea. 

Además, en la investigación se relevaron algunos de los efectos que ellas manifiestan en su salud física y mental, así como también temáticas relativas al aislamiento social derivado de la falta de tiempo para relacionarse con otras personas, como amigos y vecinos.

“Sabemos la importancia que tiene la Ley que crea el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, especialmente porque otorga derechos y reconocimiento a personas que son cuidadoras y que hasta ahora han estado en el anonimato. Esto nos permite visibilizar su quehacer. De esta manera, el levantamiento de información real, a través este este estudio, otorga consistencia y, sobre todo, formalidad, para que efectivamente estas políticas públicas se implementen de la mejor manera”

“Estamos conscientes que estas deben ser una respuesta concreta a las necesidades de las chilenas. Es por eso que, además, destacamos la creación de los 100 Centros Comunitarios de Cuidado que se inaugurarán en nuestro Gobierno, permitiendo cubrir la necesidad de espacio, y expansión de la red local de apoyo”, Indicó la Seremi de la Mujer y la Equidad de Género (S), Isabel Garrido Cassasa. 

Por su parte, Lylian Mires, jefa de la División de Estudios y Capacitación del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, destacó que, dentro de los resultados de este estudio, el deterioro de la salud física y mental de las cuidadoras, además de la alta carga de trabajo de quienes realizan estas tareas. “Hay una gran demanda de reconocer este trabajo y darle la visibilidad necesaria, pero fundamentalmente como un trabajo pesado, con todo lo que ello implica”, señaló. 

Resultados del estudio

De acuerdo con los resultados de este estudio, la experiencia de cuidar es una experiencia de vida. En promedio, las mujeres que participaron del estudio han cuidado de personas con discapacidad severa (PcDDS) por 10,2 años y hay un número significativo de mujeres que comenzaron a cuidar desde la infancia (a partir de los 10 años, aproximadamente), a sus hermanos, a sus padres -incluso- o a sus abuelos. 

En algunos casos, ellas se han hecho cargo, de manera sucesiva o combinada, del cuidado de hermanas, hijos, nietos y esposos, desarrollando una trayectoria de vida totalmente abocada al cuidado de otras personas. Así, su vida completa ha estado supeditada al trabajo de cuidados no remunerados y la vida personal no logra hacerse un lugar diferenciado y diferenciable.

El trabajo de cuidados asumido en edades tempranas afecta la continuidad de estudios técnico-superiores y con ello las posibilidades de empleabilidad futura en condiciones laborales que permitan una buena calidad de vida. Asimismo, largos períodos fuera del mundo laboral implican pérdida de competencias y de trayectorias demostrables para reinsertarse. 

Las conclusiones de esta investigación también subrayan cómo el rol del cuidado afecta las rutinas diarias y la distribución del tiempo entre las mujeres que lo desempeñan

El trabajo de cuidados también incide en su salud de manera significativa. En ese sentido, del total de cuidadoras entrevistadas, el 33.3% reconoce enfrentar problemas de salud física, mientras que el 70.8% declara tener dificultades de salud mental. 

En conclusión, este panorama genera que a las cuidadoras les resulte complejo visualizar el futuro y plantearse un proyecto vital sin el actual trabajo de cuidados. “La inmediatez y la sobrecarga del día a día, la falta de certidumbre respecto a la evolución de la o las personas cuidadas, la ansiedad y el temor por la potencial pérdida o por la posibilidad de dejar al destinatario del cuidado en la desprotección, y el despoblamiento de la vida presente de todo aquello que no sea los cuidados, despoja a las mujeres cuidadoras de un proyecto personal”, revela el estudio. 

Este estudio será un insumo para la implementación de Chile Cuida y para la tramitación del proyecto de Ley que crea el Sistema Nacional de Cuidados, que comenzó su tramitación en el Congreso a mediados de junio y que busca dar respuesta a las necesidades de las más de 700.000 personas que desempeñan este rol en todo el país. 

La investigación -cuyo trabajo de campo se desarrolló entre enero y febrero de 2024- contó la participación de 24 mujeres a quienes se les entrevistó en profundidad para comprender sus perspectivas entorno a esta responsabilidad y la incidencia de este trabajo en su autonomía económica y expectativas de vida futura.

Revisa el estudio completo en https://minmujeryeg.gob.cl/ 

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