• Este trastorno tiene graves repercusiones en la vida del niño que se pueden traducir desde cognitivas -el 20% del fracaso escolar se debe al TDAH-, hasta dificultades sociales.
  • Su tratamiento debe ser individualizado y multimodal e incluir la participación coordinada de médicos, terapeutas, profesores y padres.

EL TDAH (Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad) es un trastorno del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia, que se manifiesta en al menos 2 ámbitos de la vida: académico y familiar – social. 

Desde la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos A.G. (Asilfa), explican que hay que tener en cuenta que este trastorno hasta en un 30% se puede manifestar junto a otras comorbilidades, las que también deben ser tratadas. Por lo tanto, Patricio Huenchuñir, vicepresidente ejecutivo de Asilfa, detalla que “el abordaje terapéutico del TDAH idealmente debe estar dentro de un plan de tratamiento multimodal e individualizado, que incluye tres partes principales: psico-educación y manejo conductual; apoyo académico; y tratamiento farmacológico, por lo que debe incluir además la participación coordinada de médicos, terapeutas, profesores y padres”.

“El tratamiento farmacológico está dirigido al control de los síntomas nucleares (inatención, hiperactividad e impulsividad), y el psicológico y psicopedagógico se centra en los problemas de conducta y aprendizaje consecuencia de estos síntomas, su objetivo es ayudar al paciente y su familia a manejar los síntomas nucleares, aumentar el autocontrol, mejorar la socialización y gestionar la frustración que sienten”, añade.

Uso de fármacos mitos y verdades

Si consideramos que se trata de un trastorno con alto impacto en la vida de las personas que lo padecen, es relevante conocer y comprender el alto valor de un abordaje complementario y temprano. “En la mayoría de los casos, los medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH son seguros y eficaces para aliviar los síntomas por déficit de atención e hiperactividad, así como para mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno. Si se llegan a presentar efectos secundarios, son menores y se recomienda consultar al médico tratante”, recomiendan desde Asilfa. 

En relación a los medicamentos existen los de primera elección o llamados psicoestimulantes, de los cuales el más usado es el metilfenidato, que se encuentra disponible en el mundo desde 1954 con distintas marcas y presentaciones. El fármaco más reciente que ha demostrado alta eficacia y seguridad en niños y adultos, con amplio respaldo científico es la lisdexanfetamina, en distintas presentaciones que van desde 10 a 80 mg. En Chile, actualmente están disponibles las presentaciones de 20, 30, 50 y 70 mg. Entre los tratamientos no psicoestimulantes está la atomoxetina, que no está disponible en el país.  

“El seguimiento periódico es de mucha importancia para ver la evolución, la eficacia del fármaco, los posibles efectos secundarios y alcanzar un mejor éxito terapéutico”, agrega Patricio Huenchuñir. 

Impacto más allá del entorno escolar

Se suele pensar que quienes padecen TDAH, principalmente niños, el mayor o incluso único impacto de dicho trastorno radica en el ámbito escolar, debido a las dificultades de concentración y organización que implica un cerebro neurodivergente. Sin embargo, y según explica el vicepresidente ejecutivo de Asilfa, “es cada vez más frecuente que se considere al TDAH como un problema que abarca todos los ámbitos del quehacer del niño, más allá de la realidad escolar”.

“Aunque su detección temprana aumenta las posibilidades de éxito y reduce el impacto negativo a largo plazo, todavía existen de barreras que retrasan su detección y tratamiento. Existen diferentes falsas creencias que no ayudan ni los pacientes, ni a sus familias”, concluye.

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