La ingesta de este tipo de bebestibles afecta la salud en escolares, asociándose con un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad, debido a su alto contenido de azúcares simples. Este es el categórico análisis que comparte Leonila Valenzuela, académica de la Carrera de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas, quien añade que “el consumo de estas bebidas se relaciona con enfermedades cardiovasculares, alteraciones en los patrones de sueño y problemas en el bienestar mental».

La profesional enfatiza en que la presencia de estimulantes como la cafeína y guaraná en el sistema nervioso central, hace que estas bebidas sean especialmente perjudiciales para los jóvenes. “El consumo de energéticas no es recomendado en la población infantil, ya que presentan un riesgo para la salud física y psicológica”, explica.

El fácil acceso a estos productos, tanto fuera como dentro de los establecimientos educativos, es un factor clave en su popularidad. “Las bebidas con edulcorantes no llevan sellos y pueden estar a la venta en los quioscos escolares. Además, la publicidad asocia a las marcas con actividades deportivas, lo que lleva a creer que constituyen una fuente de rendimiento y energía”, comenta. 

El impacto en la dieta y los hábitos alimenticios es igualmente preocupante. “Los consumidores frecuentes de energéticas en edad escolar tienen más probabilidades de presentar malas costumbres alimentarias, como el consumo de bebidas azucaradas y comida chatarra, lo que contribuye a un ambiente obesogénico y afecta el estado nutricional”, afirma la experta de UDLA. 

Para enfrentar esta problemática, Leonila Valenzuela recomienda intervenciones de educación alimentaria y nutricionales sistemáticas dirigidas a la comunidad educativa en su conjunto, que incluyan capacitaciones sobre los efectos negativos de las bebidas energéticas, impartidas por profesionales nutricionistas. Además, subraya que “muchas instituciones solo dan acceso al agua potable a través de los baños, lo que debe cambiar para fomentar su consumo”.

Finalmente, la profesional señala que educar a los hijos con el ejemplo es crucial. “Los niños son grandes imitadores, por lo que llevar hábitos de vida saludable en los hogares y en los entornos académicos, es un mensaje potente para su educación”. Además, insta a los padres a fomentar el consumo de agua, asegurándose de que sus hijos lleven un recipiente desde casa para mantenerse hidratados durante las clases. “Llegar al estado de sentir sed, no es lo ideal”, concluye. 

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