La vitamina D, también conocida como la «vitamina del sol», es esencial para el buen funcionamiento del organismo. Sin embargo, a pesar de su importancia, un alto porcentaje de la población presenta niveles insuficientes, lo que puede derivar en diversos problemas de salud.

Esta vitamina cumple un rol clave en la absorción del calcio y fósforo, lo que favorece el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes fuertes. Además, interviene en la función muscular, el sistema inmune y la prevención de enfermedades crónicas como la osteoporosis, la diabetes tipo 2 y algunas enfermedades cardiovasculares.

La vitamina D es fundamental no solo para evitar enfermedades óseas, sino también para mantener en equilibrio el sistema inmune y mejorar el estado de ánimo. Su deficiencia puede estar relacionada con cuadros de fatiga, debilidad muscular o incluso síntomas depresivos”, explica la Dra. Eliana Reyes, nutrióloga y directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes. 

A diferencia de otras vitaminas, el cuerpo puede sintetizar vitamina D mediante la exposición directa al sol. Sin embargo, factores como el uso excesivo de protector solar, la vida en interiores, la edad avanzada o el color de piel más oscuro pueden disminuir esa producción natural.

En cuanto a la alimentación, pocos alimentos contienen vitamina D de forma natural. Los más destacados son los pescados grasos como el salmón, las sardinas o el atún, la yema de huevo y algunos hongos expuestos al sol, como los champiñones . También existen productos fortificados, como la leche, cereales o bebidas vegetales enriquecidas”, agrega la directora de la Escuela de Nutrición y Dietética UANDES.

Según las recomendaciones internacionales, los adultos deben consumir entre 600 y 800 Unidades Internacionales (UI) de vitamina D al día. En el caso de personas mayores de 70 años, o quienes presentan deficiencia, esta cifra puede aumentar bajo indicación médica.

Es importante medir los niveles de vitamina D y evaluar la necesidad de suplementación, especialmente durante los meses de invierno o en personas con mayor riesgo de déficit. En casos de déficit, puede requerirse suplementación bajo supervisión médica”, concluye la Dra. Eliana Reyes, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes.

 

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