El grupo con mayor consumo de tabaco se centra en trabajadores y trabajadoras de entre 30 y 49 años, evidencia de cómo el tabaquismo sigue afectando a miles de personas en edad laboral activa, especialmente en sectores expuestos a condiciones extremas como minería, faenas en altura o ambientes con alta polución.

Santiago, 31 de mayo de 2025.- En el marco del Día Mundial Sin Tabaco, la empresa de salud ocupacional Workmed presentó un análisis sobre el consumo de tabaco en el ámbito laboral chileno, basado en una muestra de 467.986 trabajadores evaluados entre 2023 y marzo de 2025. Los datos reflejan una preocupante prevalencia del tabaquismo activo, especialmente en sectores con alta exposición a factores que agravan los efectos del tabaco, como el polvo de sílice y la hipoxia en altura geográfica.

Según los datos, un 33% de los trabajadores fuma activamente y un 6% adicional lo hace de forma ocasional, donde la proporción ha sido relativamente estable en los últimos dos años. Solo en el primer trimestre de 2025, se registraron 84 mil nuevos casos, lo que proyecta una cifra superior a la de años anteriores. La base de datos de Workmed permite analizar los hábitos de consumo en sectores clave como la minería, la industria pesada y la construcción, donde el grupo con mayor consumo de tabaco se centra en trabajadores y trabajadoras jóvenes de entre 30 y 49 años, seguida por el grupo etario de entre 40 y 49 años.

En subgrupos específicos, los hallazgos son aún más críticos. En una muestra de más de 44 mil trabajadores expuestos a agentes neumoconiogénicos -polvos que al ser inhalados durante un tiempo prolongado pueden provocar neumoconiosis-, el 33,3% fuma activamente. Esta combinación es considerada de alto riesgo por múltiples estudios internacionales, ya que el tabaco reduce la capacidad de depuración pulmonar, lo que favorece la acumulación de partículas nocivas en los pulmones y aumenta exponencialmente el riesgo de silicosis, EPOC y cáncer pulmonar.

De forma similar, entre los más de 50 mil trabajadores evaluados en condiciones de gran altura geográfica, el 33% también declara fumar, mientras que un 5,9% señala hacerlo de forma ocasional. La disminución de oxígeno disponible en altura agrava el deterioro de la función respiratoria causado por el tabaco, lo que puede derivar en hipoxemia severa, problemas cardiovasculares y pérdida de rendimiento físico y cognitivo.

“En sectores donde la exigencia fisiológica es alta, el tabaquismo no solo compromete la salud individual, sino también la seguridad de las operaciones”, advierte Gonzalo Blanco, médico director técnico de Workmed. “Por eso, estos datos deben motivar acciones concretas en los programas de salud ocupacional de las empresas”.

 

Contexto internacional y nacional

El problema del tabaquismo sigue siendo una de las principales amenazas para la salud pública a nivel global. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de tabaco mata a más de 8 millones de personas al año, de las cuales 1,3 millones son fumadores pasivos, es decir, no fumadores expuestos al humo ajeno. A pesar de los avances regulatorios en muchos países, se estima que más de 1.000 millones de personas en el mundo todavía consumen tabaco.

En Chile, si bien el consumo ha ido a la baja, aún se registra un 28,6% de consumo de tabaco en población mayor de 15 años, de acuerdo a datos del  XIV Estudio Nacional de Drogas en Población General de Chile, 2020 del SENDA. A esto se suma un problema emergente: el consumo de productos alternativos como cigarrillos electrónicos y vapeadores, que si bien se perciben como menos nocivos, también conllevan riesgos documentados para la salud respiratoria y cardiovascular.

En el mundo del trabajo, el impacto del tabaquismo se traduce en mayor ausentismo, menor productividad, más licencias médicas y aumento del riesgo de accidentes, especialmente en labores de alta complejidad o exposición ambiental. Por ello, organismos internacionales como la OIT y la OMS han promovido activamente la incorporación de estrategias de cesación tabáquica y entornos laborales libres de humo, como el Día Mundial sin Tabaco, para incentivar una cultura preventiva integral.

Desde Workmed, y en base a los datos recogidos entre trabajadores y trabajadoras, señalan que esto permite identificar segmentos críticos para intervenciones personalizadas, como trabajadores jóvenes, trabajadores en faenas de altura, o aquellos expuestos a polvo de sílice, donde “la lucha contra el tabaquismo en el trabajo es también una forma de proteger la productividad, la seguridad y el bienestar de miles de trabajadores y trabajadoras, por lo que es necesario que empresas, autoridades y gremios tomen decisiones informadas y sostenibles, que impacten positivamente en la salud de quienes mueven la economía del país”, concluye el Dr. Blanco.

 

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