Osvaldo Artaza Decano Facultad de Salud y Ciencias Sociales Universidad de Las Américas
Chile conmemora cada 4 de julio, el Día de la Dignidad en Salud, una fecha instituida por el Congreso con el propósito de reconocer, valorar y promover el respeto a la dignidad humana en el ámbito sanitario. Esta jornada se vincula a la memoria de la pequeña Amelia Salazar, fallecida en 2018 a causa de negligencias en su atención, como así también a las múltiples demandas ciudadanas que, durante décadas, han denunciado las desigualdades estructurales en el acceso y la calidad de los servicios de salud.
El sentido profundo de este día es reivindicar la dignidad de la persona como principio rector del cuidado en salud, entendida no solo como un valor ético, sino como un derecho inalienable. Esto implica reconocer que tanto quienes reciben atención como quienes prestan servicios tienen derecho a condiciones que garanticen el respeto, la seguridad, el trato humano y la justicia.
Para los y las usuarias del sistema, la dignidad en salud se expresa en el derecho a acceder a una atención oportuna, de calidad, sin discriminación, y con un enfoque integral centrado en sus necesidades, que considere sus contextos sociales y culturales. Supone también el respeto a la autonomía, la confidencialidad y la participación activa en las decisiones relativas a su propia salud.
Para quienes trabajan en el área, esta conmemoración invita a reconocer el valor de una labor que, con frecuencia, se ejerce en condiciones adversas. La dignidad laboral implica entornos saludables que favorezcan un equilibrio adecuado entre la exigencia de brindar servicios de calidad y el derecho a condiciones de trabajo dignas, con reconocimiento, contención, participación y resguardo de la salud mental y física. El bienestar de los trabajadores y trabajadoras constituye también un derecho y un componente esencial para garantizar una atención segura y de excelencia.
Este 4 de julio, debemos reafirmar el compromiso de avanzar hacia un sistema de salud que ponga a las personas y su dignidad en el centro, que promueva la equidad y que garantice los derechos de todos, sin excepción. Una salud con humanidad es un pilar fundamental de una sociedad más justa, solidaria y democrática.