La partida del obstetra francés Michel Odent nos invita a volver sobre una de sus ideas más trascendentes: “para cambiar el mundo, primero hay que cambiar la forma de nacer”. Esta afirmación, lejos de ser una metáfora, refleja la convicción de que el modo en que se vive el nacimiento influye en la salud, los vínculos y la manera en que nos organizamos como sociedad.

Odent dedicó su vida a cuestionar la excesiva medicalización del parto y a promover entornos respetuosos, donde la mujer sea protagonista y se priorice la fisiología. Su legado instaló en la discusión académica y sanitaria la importancia de comprender el nacimiento como un fenómeno biopsicosocial, con implicancias que trascienden lo estrictamente clínico.

Hoy, su pensamiento mantiene plena vigencia. Persisten desafíos para lograr prácticas obstétricas que equilibren seguridad, evidencia científica y respeto por la dignidad de la mujer y el recién nacido. Retomar su mensaje constituye también un llamado ético a revisar nuestras políticas de salud, de modo que resguarden un nacimiento digno y respetuoso. Ello implica no solo a la calidad del acto clínico, sino también garantizar que los espacios físicos donde ocurre el nacimiento estén en sintonía con las recomendaciones internacionales de la OMS.

Michel Odent nos deja una enseñanza que trasciende la obstetricia: transformar la forma de nacer es abrir camino hacia un futuro más humano, empático y justo.

 

Sara Parada Ibáñez

Directora de Obstetricia UNAB Santiago

 

Google News Portal Red Salud
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Prensa Salud