Santiago, julio de 2025 – A 47 años del nacimiento de Louise Brown, la primera guagua nacida gracias a fecundación in vitro (FIV), la medicina reproductiva conmemora hoy, 25 de julio, un hito que transformó la historia de la fertilidad humana. La fecha también reconoce a quienes hacen posible estos tratamientos: los embriólogos, protagonistas esenciales pero poco visibilizados del proceso.
En paralelo, Chile atraviesa una crisis demográfica. El INE reportó solo 36.984 nacimientos durante el primer trimestre de 2025, un 10% menos que en el mismo periodo del año anterior, lo que refuerza una tendencia sostenida a la baja.
En este escenario, SGFertility Chile hace un llamado a informarse y consultar a tiempo, especialmente ante el creciente número de personas que postergan su decisión de formar una familia, muchas veces cuando las probabilidades naturales ya están disminuidas.
Actualmente, la edad promedio para tener el primer hijo en Chile ronda los 30 años, según estudios poblacionales. En sectores urbanos de mayores ingresos, como algunas comunas de Santiago, esta cifra puede superar los 33 años, especialmente entre mujeres con estudios universitarios o posgrados. Esta realidad ha impulsado el interés por técnicas como la vitrificación de óvulos o la FIV, incluso entre mujeres jóvenes que buscan preservar su fertilidad frente a la incertidumbre económica, laboral o personal.
En este contexto, ha comenzado a utilizarse el concepto de “infertilidad social” para describir los obstáculos no biológicos que dificultan la maternidad o paternidad, como el costo de la crianza, la sobrecarga de cuidados, la inestabilidad laboral o la falta de redes de apoyo.
“Decidir ser madre o padre ya no responde a una línea tradicional. La medicina reproductiva hoy permite que mujeres solas, parejas del mismo sexo, pacientes oncológicos o personas mayores de 40 años puedan cumplir su deseo de formar una familia. Pero para eso es fundamental informarse y consultar a tiempo”, explica el doctor Cristian Jesam, director médico de SGFertility.
El acceso, sin embargo, sigue siendo limitado. Aunque Fonasa cuenta con un programa de cobertura parcial a través del Bono PAD para FIV de baja complejidad, aún no existe una cobertura obligatoria, universal ni permanente. La mayoría de las Isapres tampoco contempla estos tratamientos dentro de sus planes base. En su última Cuenta Pública, el Presidente Gabriel Boric anunció que el Ministerio de Salud elaborará un proyecto de ley para regular y ampliar el acceso, una medida también presente en las propuestas de varios candidatos presidenciales.
Clínicas como SGFertility -acreditada por la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida (REDLARA)- han desarrollado programas que buscan facilitar el acceso seguro a tratamientos complejos. Su alianza con US Fertility, la red de clínicas más grande de EE.UU., respalda sus protocolos clínicos y resultados.
Entre sus herramientas se incluye el programa Shared Risk, que ofrece múltiples ciclos con opción de reembolso si no se logra el embarazo. A ello se suma el acompañamiento psicológico durante todo el proceso y convenios corporativos con empresas que han incorporado la salud reproductiva en sus planes de beneficios.
Con más de 30 años de respaldo científico, tecnología de punta y un equipo multidisciplinario, SGFertility busca hacer de la medicina reproductiva una herramienta concreta para quienes hoy enfrentan barreras biológicas o sociales para formar una familia.
«Nos parece fundamental que esta conversación esté en la agenda pública. No se trata sólo de avances médicos, sino de derechos reproductivos, de planificación y de justicia en el acceso”, concluye Jesam.