Fatiga y resequedad ocular, causadas por la reducción del parpadeo y el esfuerzo visual prolongado, son algunas de las posibles consecuencias.
Con la llegada de las vacaciones, el tiempo dedicado al uso de pantallas aumenta considerablemente, especialmente entre niños y jóvenes. Este fenómeno se debe a la mayor cantidad de tiempo libre disponible, lo que lleva a muchas personas a recurrir a estos dispositivos como forma de entretenimiento.
Aunque se cree que dispositivos como televisores, tablets y celulares pueden dañar la vista, Guillermo Concha, tecnólogo médico con mención en Oftalmología y académico de la Facultad de Medicina UCSC, aclaró que “las pantallas no tienen un efecto nocivo directo sobre las estructuras oculares. Sin embargo, su uso prolongado puede generar problemas asociados, como fatiga ocular por trabajar a distancias cercanas y resequedad en los ojos debido a la inconsciente disminución en la frecuencia de pestañeo tras largas horas frente a una pantalla”.
“Por otro lado, existe un factor que podría influir en generar alteraciones, aunque esto se ha demostrado solo en casos específicos, relacionado con el uso de pantallas a distancias excesivamente cercanas durante períodos prolongados. Este efecto no depende del tipo de dispositivo, sino de la acción de trabajar a corta distancia, lo que podría ocurrir igualmente al leer un libro. En estos casos, algunos estudios sugieren una posible relación con el aumento de la miopía, especialmente en niños miopes con antecedentes familiares de esta condición”, agregó el especialista.
En los niños miopes con padres también miopes, podría haber un factor relacionado con el incremento de la miopía. El tecnólogo médico indicó que “sin embargo, este fenómeno no está asociado a otros defectos refractivos, como la hipermetropía o el astigmatismo. No obstante, la principal preocupación por el uso de pantallas debería enfocarse en las alteraciones que generan en el correcto desarrollo cognitivo y de habilidades sociales en los niños”.
“En las personas mayores, el uso prolongado de pantallas podría estar relacionado con un aumento de las molestias por resequedad ocular, un problema común del envejecimiento que podría exacerbarse. Por último, en los adultos en general, especialmente en el ámbito laboral, el principal problema sería la fatiga ocular causada por el uso excesivo de pantallas”, resaltó.
Recomendaciones
Ante la exposición a las pantallas, pueden existir algunos síntomas que afecten negativamente la vista. Al respecto, el tecnólogo médico explicó que “principalmente la resequedad ocular, fatiga visual, dolor de cabeza y el ardor ocular, aunque todos son controlables con el manejo de los hábitos”.
El especialista recomendó que “las pantallas portátiles (celulares, computadores, etcétera), no deben estar a menos de 40 cm de los ojos, ya que esta distancia proporciona mayor comodidad ergonómica. Se sugiere que la distancia más cómoda sea equivalente a la longitud del antebrazo de cada persona”.
“En cuanto a pantallas más grandes, como televisores, las recomendaciones se centran en asegurar un ángulo visual adecuado que permita abarcar toda la pantalla dentro del campo visual sin necesidad de mover excesivamente los ojos o la cabeza, ajustándose a las dimensiones del dispositivo”, añadió Concha.
En el caso de que una persona pase largos periodos frente a la pantalla, el especialista aconsejó que “una persona puede realizar la técnica 20/20/20, que significa que cada 20 minutos frente a la pantalla, se debe descansar 20 segundos mirando a 20 pies (esto en el sistema métrico sería a más de 6 metros). En general, la sugerencia es que, cada cierto tiempo frente a las pantallas, se descanse la vista mirando hacia la lejanía”.
En cuanto a otras recomendaciones, Concha explicó que “la vista debe estar a la altura del borde superior de la pantalla, con una luz ambiental homogénea, evitando que sea excesivamente intensa o que genere sombras. Jamás se debe ubicar la pantalla por encima de la altura de los ojos, ya que todo esto está pensado para garantizar el mayor confort visual y evitar la fatiga”.
Luz azul y modo nocturno: ¿mito o realidad?
La luz azul es un componente presente en todos los tipos de luz, tanto natural como artificial. Está formada por ondas electromagnéticas de alta energía, lo que le otorga su distintivo color azul. Sin embargo, a pesar de las preocupaciones populares, no existen estudios concluyentes que respalden la idea de que la exposición a la luz azul cause daños significativos a la salud ocular.
El especialista indicó que “cuando utilizamos lentes con filtros especiales para bloquear la luz azul, alteramos la percepción de los colores. Este aspecto es importante considerarlo porque podría ser un inconveniente para quienes trabajan en áreas donde la percepción exacta de colores es necesaria, tal como diseñadores gráficos, quienes podrían experimentar inconvenientes en su labor debido a estos filtros.
“También hay personas con mayor sensibilidad a las luces, existiendo una tendencia a la fatiga visual por las luces excesivamente blancas, es por ello que personas que trabajan en ambientes excesivamente blanquecinos, como por ejemplo lugares con iluminación led, se verán beneficiados con un filtro azul, porque esto les hará ver la luz menos blanca y más amarillenta, generando una percepción de descanso visual”, agregó Concha.
En el mismo caso, el especialista señaló que “la configuración de modo nocturno no hace más que generar un efecto de filtro azul, que vuelve la pantalla más amarillenta. Esto ocurre al bloquear la luz azul, lo que hace que los tonos blancos se perciban como más cálidos, es decir, más amarillentos, en lugar de fríos”.
“Este modo podría reducir el impacto en los ojos en el caso de las personas que sienten fatiga visual, debido a la tonalidad blanca emitida por las pantallas, especialmente al trabajar con fondos blancos, pueden verse más favorecidas con el modo nocturno, ya que la pantalla emite menos luz azul”, concluyó el profesional.
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