- La tecnología de los dispositivos portátiles está cambiando cómo la salud está impactando en el cuidado cardiovascular y en otros ámbitos.
Si tienes un reloj inteligente, es posible que te cautiven sus funciones de seguimiento a la salud, como el pulsómetro o el sensor de detección de caídas. Pero hay un nivel más profundo en la tecnología sanitaria inteligente que está cambiando la dinámica: la compatibilidad entre dispositivos. Es decir, la capacidad de sincronizar y enviar información de un dispositivo, como del monitor cardíaco a tu reloj o teléfono inteligente. Incluso la tecnología cardiovascular más reciente se está diseñando pensando en la compatibilidad.
Esa compatibilidad puede ayudar a brindar más confianza y libertad a la gente para seguir con su vida diaria, y dar a los médicos y otros proveedores más datos en tiempo real para gestionar la atención con eficacia.
¿Cómo funciona la tecnología cardiovascular?
La ciencia no deja de desarrollar nuevos dispositivos como los electrocardiogramas (ECG) de los smartwatches, los marcapasos, los desfibriladores y las bombas cardíacas mecánicas, para ayudar a las personas con arritmias, ataques o insuficiencia cardíaca, así como a sus médicos a tomar decisiones mejores y más informadas.
Por ejemplo, los monitores cardíacos insertables (MCI) se colocan bajo la piel mediante un procedimiento mínimamente invasivo para controlar el corazón en busca de signos de arritmia (ritmos cardíacos irregulares). Los MCI actúan como un sistema de vigilancia ininterrumpida del corazón. Incluso mientras duermes, un MCI comprueba continuamente si hay ritmos cardíacos que puedan suponer un problema.
Estos dispositivos cardiovasculares pueden transmitir los datos que recogen al teléfono inteligente para compartirlos con el médico y controlar el corazón. Podrías estar de vacaciones en un lugar y tu cardiólogo en otro, y él seguiría sabiendo cómo va tu corazón.
“A medida que la tecnología en salud se hace más sofisticada, estos dispositivos generan más datos, lo que permite obtener más información que el usuario y el médico podrán aplicar para mejorar la salud. Con ese flujo de información, la persona puede confiar en que su estado de salud está siendo monitorizado, y puede emparejar estos programas con otras funciones de los relojes inteligentes – como los monitores de frecuencia cardíaca y los rastreadores de sueño- para obtener una mejor imagen global del estado de salud” dijo el Dr. Álvaro Rojas, Director Médico de Abbott en Latinoamérica.
¿Cómo mantener un corazón saludable?
En Chile, las enfermedades cardiovasculares representan un 20,23% de las defunciones totales. El Dr. Vladimir Ullauri, Coordinador de la Unidad de Ecocardiografía del Hospital Metropolitano de Ecuador, indica que “esto es un problema general y prioritario no solo en Chile, sino en toda América Latina. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte a nivel mundial, por eso es fundamental prevenir el riesgo de aparición las mismas y cuidar la salud el corazón”.
A medida que la gente envejece, las enfermedades del corazón son una preocupación importante. La actividad física y la buena nutrición no solo son buenas medidas para mejorar la salud del corazón. También pueden ayudarte a conocer indicadores importantes como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el colesterol.
La condición física cardiovascular o la resistencia son medidas de lo bien que el cuerpo absorbe el oxígeno y lo lleva a los músculos y órganos cuando se hace ejercicio. Si te preguntas cómo tener un corazón sano, algo en lo que deberías pensar es en cómo mejorar esta resistencia. Un amplio (y creciente) conjunto de investigaciones demuestra que mejorar la resistencia mejora la salud en general. El Dr. Ullauri comenta que “entre el 70% al 80% de las enfermedades cardíacas son ocasionadas por los malos hábitos, por eso hay que promover mejorar la actividad física así como también una buena alimentación.”
“La mejor manera de optimizar la salud del corazón es mejorar la condición física y esto comienza con el ejercicio. Las actividades que debes realizar dependen de tu estado físico inicial. Si eres sedentario o tienes complicaciones de salud, consulta con un médico para elaborar un plan que permita introducir poco a poco la actividad física en la rutina diaria. A veces puede ser tan sencillo como estacionar el auto más lejos del edificio, subir las escaleras más a menudo o sacar al perro a pasear una vez más al día” indicó el Dr. Rojas.
Si estás en buena forma física, solo tienes que moverte más. Empieza por elegir una actividad que te guste y hazla unos días a la semana. La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física a la semana. Eso se traduce en 30 minutos al día si lo haces cinco días a la semana. Empieza con ejercicios de intensidad moderada y bajo impacto, como caminar, montar en bicicleta, nadar o hacer ejercicios aeróbicos en el agua.
Para un ejercicio más intenso, considera el boxeo, las clases de fitness en grupo, correr o hacer senderismo. En casa, puedes realizar un circuito con una cuerda para saltar, escaleras y otras actividades que eleven el ritmo cardíaco. Sea cual sea tu punto de partida, ve aumentando poco a poco cada semana o mes a medida que vayas aumentando tu resistencia. Empezarás a cosechar los beneficios del ejercicio desde el primer momento en que te pongas en movimiento.
En lo que respecta a la nutrición, hay muchas tendencias de alimentación saludable hoy en día, pero una en particular ofrece una variedad de posibles beneficios para la salud de tu corazón: una dieta basada en plantas. Las plantas están cargadas de vitaminas, minerales, fitonutrientes y fibra, y son bajas en calorías y grasas. Hay muchas opciones de proteínas de origen vegetal que pueden ayudar a completar tus necesidades nutricionales.
Adoptar una dieta basada en plantas puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y los factores de riesgo asociados, según informa la Clínica Mayo. La mayoría de los alimentos de origen vegetal, en su estado natural, son bajos en grasas saturadas. Además, muchos alimentos vegetales son fuentes de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas más saludables.
Equipo Prensa
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