- Se calcula que casi el 12% de la población en Chile es diabética. Con la llegada del otoño y las bajas temperaturas, estos pacientes deben incrementar los cuidados, sobre todo, con su alimentación.
Faltan pocos días para que el otoño comience y, como en todo cambio de estación, hay ciertos cuidados que pacientes como los diabéticos deben tener. Cuando las temperaturas bajan, los niveles sanguíneos de glucosa aumentan (con el fin de mantener una temperatura corporal más elevada) y la actividad física tiende a disminuir por lo que estos pacientes deben poner más atención con su tratamiento y, por supuesto, con sus hábitos.
“De acuerdo con los expertos, una de las principales problemáticas de estos pacientes es el manejo de la enfermedad en sí, sobre todo los factores que dependen directamente de ellos, como la alimentación. Numerosos estudios confirman que tienden a cometer importantes errores con ésta, lo que afecta directamente en el metabolismo de los carbohidratos”, señala Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
También añade que “en los meses fríos, se tiende a consumir alimentos más calóricos, lo que es muy contraproducente en estos pacientes. Por ejemplo, los alimentos procesados generan un desmedro en ciertos medicamentos que consumen. También la carencia de algunas vitaminas y minerales podrían desencadenar efectos no deseados en ellos. Como ven, el ítem alimentación es clave en ellos”.
Una muestra de esto es la deficiencia de minerales como el magnesio o el cromo. En el primer caso, se produce una alteración de la respuesta de los receptores de insulina que afecta al equilibrio glicémico en el organismo. Por su parte, la Asociación Americana de la Diabetes señala que el cromo –en concentraciones apropiadas-, ha demostrado estabilizar el metabolismo de lípidos, sino que también el control glicémico; vale decir, no sólo contribuirá a mejorar la glicemia en ayunas, los triglicéridos y el colesterol total, sino que también la efectividad de los fármacos anti diabetes.
La vitamina E también sería un micronutriente clave para los diabéticos gracias a su excelente función como antioxidante y combate frente a los radicales libres en el cuerpo. Además, tendría propiedades anticoagulantes que pueden evitar complicaciones cardiovasculares propias de la diabetes.
Las vitaminas del grupo B también jugarían un rol en esta ecuación, ya que ayudarían a evitar este mismo tipo de dificultades. “Existen medicamentos que podrían disminuir estos nutrientes, así como el calcio y la vitamina D, por lo que se recomienda incrementar la ingesta de alimentos ricos en ellas o suplementos vitamínicos, siempre con la supervisión del médico especialista”.
En este sentido, algunos de ellos son los frutos secos; almendras, nueces o avellanas serán de gran ayuda y pueden ser una colación perfecta para picar entre horas ya que además de su aporte nutricional rico en vitaminas y minerales, son ricos en grasas saludables, fibras y proteína vegetal. Las verduras son alimentos para tener en cuenta, especialmente las coles. La coliflor o el brócoli son ricos en fibras y vitaminas, y con bajo contenido en azúcar, resultando perfectos para este tipo de pacientes.
Lasas legumbres no pueden estar ausentes en la dieta, menos en los meses donde comienza el frío. De acuerdo con un estudio español publicado en la revista Clinical Nutrition, el consumo de legumbres, especialmente las lentejas, se asocia a un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Además, enfatiza la farmacéutica, “son proteínas de origen vegetal, ricas en vitaminas del grupo B, contienen calcio, potasio y magnesio y grandes cantidades de fibra, siendo un alimento con bajo índice glucémico (el incremento de los niveles de azúcar en la sangre se producen de forma más lenta)”.
Por último, se debe mantener una hidratación adecuada. “Durante los meses fríos, se tiende a consumir menos agua, lo que genera una mayor concentración de azúcar en la sangre. Este punto es clave para un control efectivo de la enfermedad y para el organismo en general”, concluye Molina.
La diabetes se ha convertido en un importante problema de salud pública, considerando que más de 1.8 millones de personas padecen la enfermedad en Chile, aumentando de forma alarmante en los grupos jóvenes de la población, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud.
De hecho, expertos advierten que para 2035 se podrían duplicar los casos de esta afección en personas mayores de 65 años. Por esto, es fundamental que estos pacientes mantengan un control adecuado con el médico especialista y que exista la información detallada de lo gravitante que es la alimentación y los nutrientes para el manejo de su enfermedad.
Equipo Prensa
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