. Micropartículas de este material producen adherencia y se transforman en vehículo de otras sustancias nocivas, lo que acrecienta el daño sobre la naturaleza.
. Por su aporte en estas investigaciones el doctor en Química Diego Cortés fue incorporado al Programa Ciencia de Frontera de la Academia Chilena de Ciencias.
. El profesional subraya que la presencia del plástico ha llegado a tal magnitud que ya se habla de “plastífera”, una capa artificial que se propaga sobre la Tierra.
Un equipo de investigadores de la Universidad Tecnológica Metropolitana de Santiago se encuentra estudiando el proceso mediante el cual micropartículas, derivadas de la descomposición del plástico, invisibles al ojo humano, producen adherencia y se transforman en vehículo de otros contaminantes, con lo que se acrecienta el daño sobre la naturaleza.
Por su trabajo en este campo el doctor en Química Diego Cortés Arriagada, recientemente fue incorporado al Programa de Frontera de la Academia Chilena de Ciencias. Esta instancia busca potenciar la tarea de jóvenes que llevan al conocimiento más allá de los límites establecidos y tradicionales.
La presidenta de la institución, doctora Cecilia Hidalgo, manifestó su interés en la investigación desarrollada por el doctor Cortés, “la que evidencia los efectos a largo plazo que puede tener un producto, que ha sido muy útil por sus diversas aplicaciones en la vida cotidiana, pero que ha transportado la contaminación hasta a lugares muy remotos e inesperados”.
El profesional indicó que se trata de un área de investigación aún incipiente a nivel mundial y que está arrojando nuevos antecedentes sobre los peligros que el plástico entraña para el medio ambiente.
Mediante la utilización de recursos de química computacional, la prospección se enfoca en los mecanismos de interacción entre partículas de plástico, milimétricas e incluso nanométricas, y otros contaminantes, que se produce en aguas de mar y de ríos.
Ello resulta de la descomposición que sufren estos materiales, por sus propios procesos de transformación, y los que derivan de su contacto con el ambiente. En prolongados periodos de tiempo.
CHILE VULNERABLE
Al llegar a tamaños milimétricos, informa el científico, aumenta el área superficial en que las partículas de plástico experimentan adhesión de otras sustancias, y de esta manera pueden transportarlas y ampliar el campo de acción de estas.
Esta transferencia puede llegar a plantas y animales y a través de ello a los seres humanos.
Entre los contaminantes a los que el plástico moviliza en este proceso se encuentran, productos de cuidado personal, farmacéuticos, hidrocarburos, neumáticos, metales, pesticidas.
Algunos de ellos, no son capaces de transferirse a seres vivos por sí solos, pero sí adheridos a micropartículas de plástico.
Por el ínfimo tamaño de los componentes en juego, con los métodos de análisis con que se cuenta en la actualidad, aún no es posible precisar los efectos a largo plazo que producirá esta interacción.
Con los datos que están recopilando, el equipo del doctor Cortés se encuentra confeccionando una escala de interacción de las partículas de plásticos con otros contaminantes. Esperan que este conocimiento sirva para desincentivar el uso de los materiales cuyo efecto nocivo más se potencie con este contacto.
A juicio del doctor Cortés, la dimensión marítima de Chile, por tanto la susceptibilidad que presenta a sufrir las consecuencias de este fenómeno, debería traducirse en una atención prioritaria para conocer sus características y adoptar las medidas posibles y necesarias para mitigarlo.
Valora que en el país exista actualmente una agenda pública orientada a evitar el uso indiscriminado del plástico, el cual, sostiene, “es barato, es útil, tiene una serie de propiedades y beneficios, pero a largo plazo los beneficios van a ser muy pocos, en comparación al efecto nocivo que van a tener en el medio ambiente”.
LA “PLASTÍFERA”, NUEVA CAPA TERRESTRE
Hace énfasis en el plástico causa un daño que va más allá del que comúnmente se conoce: “Cuando se encuentra el plástico a simple vista, arrumbado quizás en algún lugar, nos damos cuenta que está contaminando, pero cuando está en forma de micropartículas, no nos damos cuenta. No lo vemos. Pero está ahí. Sigue contaminando y lamentablemente no conocemos el efecto a largo plazo que va a tener”.
El científico manifiesta que la magnitud de la presencia del plástico en el planeta es tal que ya se habla de “plastífera” para referirse a su propagación masiva: “así como se habla de la atmósfera, ahora también se habla de ‘plastífera’, dada la una cantidad de desechos plásticos que hay hoy día en el mundo”.
Menciona que “ya se han detectado, trazas de microplástico en zonas remotas donde no nos habríamos imaginado, como en la Antártica, en la cima de montañas de altura increíble. Porque los microplásticos se transportan también por el aire. Se han encontrado trazas de microplásticos y nanoplásticos en muestras de sangre de seres vivos”.
Diego Cortés cuenta que se interesó en este ámbito “porque no había nada al respecto desde el punto de vista computacional. Entonces, desde mi línea quería contribuir al entendimiento de cómo ocurrían estas interacciones y de esta manera científicos pudieran tener información que aún no está disponible respecto de la interacción de contaminantes con plásticos”.
Equipo Prensa
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