- Casi 16 mil pacientes de Fonasa padecen el lupus eritematoso sistémico, patología autoinmune y crónica que incide sobre todo en mujeres en edad fértil: son el 90% de los enfermos.
- Puede impactar en varias partes del cuerpo, incluyendo la piel, las articulaciones, el corazón, los pulmones, los riñones y el cerebro, ocasionando inflamación y, en algunos casos, un daño permanente en los tejidos.
- El integrante del centro científico y académico de la U. Andrés Bello analiza el rol de las células mieloides supresoras en la progresión de este mal, siendo ellas un potencial blanco terapéutico.
El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune de larga duración y que puede afectar varias partes del cuerpo, incluyendo la piel, las articulaciones, el corazón, los pulmones, los riñones y el cerebro, ocasionando inflamación y, en algunos casos, un daño permanente en los tejidos. En Chile, según datos de este año de la Agrupación Lupus Chile, hay casi 16 mil pacientes de Fonasa que padecen la patología.
Un factor que estaría incidiendo en el desarrollo y la progresión de este tipo de lupus, son las células mieloides supresoras, que son propias del sistema inmune y que han sido estudiadas sobre todo en relación con el cáncer. Es precisamente el rol de estas células en el LES el que es revisado y analizado por el doctor en Ciencias Biológicas Jorge Soto, integrante del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia (IMII), en una investigación que lidera con el patrocinio de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
PROCESOS INFLAMATORIOS
“Las células mieloides supresoras (MDSC, su sigla en inglés) son un tipo celular implicado en procesos inflamatorios que se caracterizan por secretar distintas moléculas. Las MDSC pueden inhibir la respuesta de los linfocitos citotóxicos y de las células natural killers (NK) en pacientes con cáncer, suprimiendo así la respuesta antitumoral y manteniendo las células cancerígenas en el cuerpo”, explica el también académico de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad Andrés Bello (UNAB).
En cuanto al lupus eritematoso sistémico, “si bien hay estudios recientes que muestran que la secreción de una molécula (Arginasa 1) por las MDSC está elevada en pacientes con esta enfermedad. A la fecha, no hay análisis que muestren cuál es la contribución de estas células durante el inicio de la patología, o bien, cómo otras moléculas características de estas células podrían impactar en la generación o progresión del lupus”, indica el doctor Soto.
Es por eso que el científico se propuso evaluar el rol de las células mieloides supresoras en el inicio, el desarrollo y la progresión de esta enfermedad autoinmune en modelos murinos agudos y crónicos de lupus.
“Estoy trabajando con un modelo murino que presenta una mutación genética, desarrollando naturalmente síntomas asociados con la enfermedad a medida que pasan semanas de vida de los animales. Estos parámetros incluyen un incremento de proteínas en la orina, la aparición de anticuerpos específicos contra componentes propios de nuestras células, la inflamación de ganglios, entre otros. Para controlar esta investigación, tenemos animales del mismo perfil genético, pero sin esta mutación, los cuales no generan esta enfermedad.
Tal presencia podría estar relacionada con las células mieloides supresoras. “Estas, en algunas patologías, por ejemplo, infecciones bacterianas, podrían desempeñar un rol positivo para detener la enfermedad, pero en otros contextos su contribución consiste en el avance de la enfermedad”, explica el investigador del IMII. “De modo que sus funciones varían según la patología y el ambiente inmunológico en el que se encuentran estas células. En el caso del lupus eritematoso sistémico, la hipótesis que manejamos es que el reclutamiento de estas células impacta positivamente en el desarrollo y la progresión del LES. Es eso lo que estamos tratando de identificar”, complementa el profesor de la UNAB.
PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD
En el estudio, el doctor Jorge Soto evalúa “lo que sucede en los distintos puntos de desarrollo de la enfermedad: desde un estadio en que los animales están en condición saludables, hasta que presentan la enfermedad y la patología avanza progresivamente. Esto posible identificarse evaluando los parámetros clínicos antes mencionados.
“Para evaluar el rol de las células mieloides supresoras, hacemos una observación y un análisis completo de ellas y de cómo se comportan en diferentes órganos, como los riñones. En los seres humanos, se ha visto incluso que el lupus eritematoso sistémico tiene impacto en el sistema nervioso central. Esto es menos frecuente, sin embargo, ocurre en algunos pacientes”, indica el científico.
En cuanto a las proyecciones de su investigación, Soto comenta: “Estamos haciendo ciencia básica, sin duda, analizando cómo funcionan estas células, comprendiendo sus componentes y su rol en la enfermedad, sobre todo si este rol es prevalente en la etapa temprana o tardía de la enfermedad. Ya sabemos que hay pacientes con cuadros severos de lupus eritematoso sistémico que tienen estas células circulando en la sangre; por ende, se están generando. Entonces, si se llega a determinar que ellas tienen un rol preponderante en el desarrollo y la progresión del lupus, esta información podría servir para avanzar en el desarrollo de una terapia que permita bloquear la acción de las células. Si bien hay tratamientos contra el SLE, estos generan efectos adversos y no detienen la enfermedad”.
FALLA RENAL CRÓNICA
El investigador del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia explica que el lupus eritematoso sistémico “afecta principalmente a mujeres en edad fértil, las que constituyen el noventa por ciento de las personas con esta patología. Este tipo de lupus se caracteriza por la producción de anticuerpos y la formación de complejos inmunes dirigidos contra el propio organismo”.
Hasta el 15 de marzo de 2023, había 15.793 personas con esta enfermedad en el país, según reportó Fonasa ante una solicitud de la Agrupación Lupus Chile. De ellas, 14.497 son mujeres y 1.296 son hombres.
Esta patología, según informa el Ministerio de Salud en la Guía Clínica Auge dedicada a ella, se caracteriza “por un curso cíclico con remisiones y recaídas. Sus manifestaciones clínicas varían desde afecciones leves como decaimiento, artritis y dermatitis, a otras muy graves o fatales, como compromiso renal o del sistema nervioso central. Se puede presentar a cualquier edad, pero es más común entre los 30 y 50 años”.
“Los síntomas asociados son muy variados. Uno de los más característicos es el daño renal: se ha reportado que el diez por ciento de personas con esta enfermedad son susceptibles de generar una falla renal crónica, lo que puede incrementarse a un cuarenta por ciento con el tiempo”, complementa Jorge Soto.
MAYOR PREVALENCIA EN EE.UU.
“La prevalencia de esta enfermedad es muy variable, encontrándose tasas más elevadas en Estados Unidos en comparación con África, Europa y Australia. En Chile, la prevalencia reportada por el Ministerio de Salud en 2017 va desde 40 a 200 casos por cien mil habitantes, cuya tasa de sobrevida disminuye con el paso de los años: 92 por ciento a los 5 años, 77 por ciento a los 10 años y 66 por ciento a los 15 años”, detalla el científico.
“El lupus eritematoso sistémico puede ser inducido por múltiples factores, incluyendo cambios inmunológicos. Se ha descrito, en este sentido, que la activación no regulada de los linfocitos T (LT) tiene un efecto negativo en la activación de los linfocitos B (LB), distinguiéndose células plasmáticas que secretan anticuerpos contra el propio organismo”, plantea el académico de la UNAB.
“El desarrollo de esta enfermedad -prosigue el doctor en Ciencias Biológicas- es multifactorial, relacionándose con el origen étnico, aspectos genéticos, ambientales, hormonales e inmunológicos. Dentro de los factores genéticos asociados con la aparición de SLE, se ha encontrado más de cuarenta polimorfismos. Por otro lado, algunos de los factores ambientales asociados a esta patología son el consumo de cigarrillo y la exposición a mercurio, entre otros”, concluye el investigador del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia. (Periodista: Claudio Lobos / Agencia Inés Llambías Comunicaciones)
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