En Chile, la tasa de natalidad cayó un 22,3% entre 2023 y 2024, lo que aumenta la necesidad de soluciones tecnológicas en el cuidado de los mayores. La robótica asistencial, la inteligencia artificial en salud y la automatización del hogar surgen como buenas alternativas.
En los últimos años, los avances tecnológicos han impactado significativamente en áreas como la salud, la movilidad y la inclusión digital. Sin embargo, persisten brechas importantes que dificultan la adopción de estas herramientas por parte de las personas mayores, lo que limita su calidad de vida. La falta de interfaces intuitivas, la ausencia de capacitación adecuada y el alto costo de la tecnología son solo algunos de los obstáculos que impiden un acceso equitativo.
Alejandro Pantoja, Director Ejecutivo de OpenBeauchef, enfatiza la importancia de un diseño inclusivo en el desarrollo tecnológico: «Las soluciones digitales deben ser pensadas desde la usabilidad y la accesibilidad. Si queremos que la tecnología realmente mejore la vida de las personas mayores, es esencial considerar sus necesidades desde la etapa de diseño».
Otro factor que refuerza la urgencia de innovaciones tecnológicas en el cuidado de las personas mayores es la baja tasa de natalidad. Según Birth Gauge, en Chile la tasa de natalidad cayó un 22,3% entre 2023 y 2024, y la tasa global de fecundidad es de apenas 1,5 hijos por mujer, lejos del nivel de reemplazo de 2,1. Esto significa que habrá menos personas jóvenes disponibles para cuidar a los mayores, aumentando la demanda de soluciones como la robótica asistencial, la inteligencia artificial aplicada a la salud y la automatización del hogar.
El costo de la tecnología es otro desafío clave. Muchas herramientas como la telemedicina, la domótica y los dispositivos de monitoreo de salud siguen siendo inaccesibles para una parte significativa de la población mayor. «La tecnología no puede ser un privilegio exclusivo de quienes pueden pagar por ella. Debemos garantizar que todas las personas mayores tengan acceso a herramientas que les permitan envejecer con dignidad», afirma Pantoja.
En el ámbito de la biotecnología, las investigaciones sobre las denominadas «zonas azules», donde las personas suelen superar los 100 años de vida, han revelado la importancia de la actividad física, la alimentación saludable y el fortalecimiento de redes de apoyo. Muchas de estas variables pueden potenciarse con tecnología, a través del monitoreo biométrico remoto, la detección temprana de enfermedades con inteligencia artificial y la personalización de dietas basadas en perfiles genéticos.
A pesar de su experiencia y conocimientos, las personas mayores enfrentan exclusión y edadismo en diversos ámbitos. La percepción de que son dependientes y pasivos limita su participación en la sociedad y desaprovecha su potencial de aporte. «Es fundamental cambiar esta mentalidad y ver a las personas mayores como actores activos en la sociedad. Su experiencia es un recurso valioso que debemos integrar en el desarrollo tecnológico y en la toma de decisiones», sostiene Pantoja.
Para construir una sociedad más inclusiva y sostenible, es crucial fomentar la inclusión laboral de las personas mayores, fortalecer su capacitación en nuevas tecnologías y facilitar su acceso a productos financieros. La innovación debe ir de la mano con políticas públicas que garanticen un envejecimiento saludable y activo.
«Si queremos que la esperanza de vida sobre los 80 años sea sinónimo de bienestar y no de precariedad, debemos actuar hoy. La tecnología es una herramienta clave para lograrlo, pero su implementación debe ser equitativa y centrada en las personas», concluye Pantoja.