Alteraciones del sueño, fatiga acumulada y baja en la productividad son algunas de las consecuencias de no prepararse adecuadamente para el cambio de hora. El Dr. Gonzalo Blanco, Director Médico Técnico de Workmed, entrega algunas recomendaciones clave para una adaptación progresiva y saludable.

Santiago, 24 de marzo de 2025.- Con la llegada del horario de invierno y el retraso en los relojes -lo que se concretará el próximo sábado 5 de abril en nuestro país-, muchas personas experimentan dificultades para adaptarse, especialmente cuando no han preparado su cuerpo con anticipación.

Entre las consecuencias más comunes están los trastornos del sueño, la somnolencia diurna, la irritabilidad y una menor capacidad de concentración, lo que no solo afecta el bienestar individual, sino también el rendimiento laboral. En algunos casos, incluso se pueden agravar condiciones de salud mental preexistentes o surgir cuadros vinculados al trastorno afectivo estacional, debido a la reducción de horas de luz natural.

El Dr. Gonzalo Blanco, Director Médico Técnico de Workmed, explica que “es fundamental tomar medidas preventivas que faciliten la transición del reloj biológico. Estas deben comenzar idealmente una semana antes, mantenerse durante los días del cambio y extenderse al menos una semana después, ya que no todas las personas se adaptan al mismo ritmo”.

 

Entre sus principales recomendaciones, el especialista destaca:

  • Ajustes graduales: Lo ideal es comenzar a realizar pequeños ajustes en los horarios de sueño de manera gradual, desde la semana previa al cambio, durante la semana en que ocurre y hasta una semana posterior. Esto ayuda a que el cuerpo se adapte con mayor facilidad al nuevo ritmo.
  • Consistencia en los horarios: Es fundamental mantener una rutina consistente, especialmente en lo que se refiere a la hora de irse a dormir. Esto incluye asegurar unas 7 a 8 horas de sueño diarias, tratando de despertarse siempre a la misma hora, incluso los primeros fines de semana.
  • Mantener horarios regulares: No solo en el descanso, sino también en la alimentación y en las actividades recreativas (práctica de deporte, por ejemplo). Comer a las mismas horas cada día, ayuda al cuerpo a establecer un ritmo más regular y estable.
  • Higiene del sueño: Se recomienda evitar pantallas luminosas antes de acostarse, así como limitar el consumo de café en horas avanzadas del día.
  • Estilo de vida saludable: Mantener una alimentación equilibrada, completa, balanceada y consciente, y procurar realizar ejercicio físico de forma regular. Todo esto favorece un mejor descanso.

 

Durante este proceso, que puede tomar varios días, el especialista destaca que es muy importante tener paciencia: “Es normal experimentar alteraciones del sueño, como insomnio o somnolencia diurna en los primeros días del cambio de horario. No hay que desesperarse. Lo importante es mantener la regularidad en los hábitos de sueño para facilitar el ajuste del reloj biológico lo más pronto posible”.

El Dr. Blanco recalca que mantener una higiene del sueño adecuada y respetar los ciclos naturales del cuerpo no solo permite una mejor adaptación al nuevo horario, sino que también previene riesgos asociados a la fatiga, como accidentes, errores y trastornos crónicos, lo que toma especial relevancia para trabajadores y trabajadoras, considerando que, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud, dormir menos de seis horas por noche puede reducir la productividad hasta en un 20%, y triplicar el riesgo de sufrir un accidente laboral.

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