Menores de 30 años enfrentan mayores niveles de desempleo e informalidad, y su ingreso imponible crece más lento que el promedio del sistema, lo que plantea un importante desafío para su futuro previsional.

Santiago, 29 de abril de 2025. La Asociación de AFP publicó su último Informe Previsional Estadístico (IPE), donde reveló que, hasta diciembre de 2024, el número de afiliados al sistema previsional entre 20 y 30 años alcanzó los 2,6 millones, cifra que representa una caída de 183 mil personas respecto a 2019. Esta disminución se explica principalmente por los cambios demográficos que está experimentando el país.

Por otro lado, el estudio señala que, entre 2022 y 2024, el número de cotizantes activos en el rango de 20 a 30 años disminuyó en 90 mil personas, alcanzando un total de 1,3 millones.

Este fenómeno se suma a una caída sostenida en la proporción de jóvenes en el sistema: desde 1985, los cotizantes entre 20 y 35 años han reducido su presencia en 20 puntos porcentuales, lo que refleja el progresivo envejecimiento de la población afiliada.

“El ingreso temprano al trabajo formal es clave, porque maximiza los beneficios de la rentabilidad de los fondos de pensiones en el tiempo. Cotizar desde los 25 años en lugar de los 27 puede significar una pensión 11% más alta”, explicó Roberto Fuentes, gerente de Estudios de la Asociación de AFP.

Pese a estos alarmantes números, los jóvenes están en una mejor situación previsional que hace 30 años: el 83% de las personas entre 20 y 35 años está hoy afiliada y el 44% cotiza, un aumento de 38 y 19 puntos porcentuales respectivamente respecto de 1994.

Sin embargo, sus condiciones laborales son menos favorables. En el trimestre octubre-diciembre de 2024, este grupo registró una tasa de participación laboral de 58,7%, una ocupación de 51,8% y una tasa de desempleo de 11,7%. A esto se suma una informalidad de 25,7%, cifra mayor a la de los trabajadores entre 35 y 55 años.

“Estamos identificando factores claves estructurales como la informalidad laboral, el desempleo juvenil y el ingreso tardío al mercado formal, que están afectando directamente la capacidad de ahorro previsional de los jóvenes”, explicó Fuentes.

Esta situación se agrava por el débil crecimiento de los ingresos. Durante los últimos cinco años, el ingreso imponible de los cotizantes jóvenes creció apenas un 0,9% anual, muy por debajo del 1,7% promedio del sistema. Más preocupante aún, este porcentaje es 1,4 puntos porcentuales menor al crecimiento salarial que experimentaban los jóvenes cotizantes hace 20 años.

Paralelamente, entre 2019 y 2023 se observó una disminución en los saldos previsionales acumulados por los jóvenes. El saldo promedio del segmento entre 30 y 35 años experimentó una reducción de $8,7 millones a $5,2 millones, mientras que para los afiliados entre 25 y 30 años cayó de $4,3 millones a $2,2 millones. Esta reducción puede atribuirse a múltiples factores interrelacionados: una diferente densidad de cotización, la rentabilidad de los fondos de pensiones, la incorporación tardía al sistema previsional y, como factor determinante, los retiros de los fondos de pensiones. Pese a lo anterior, el saldo promedio de estos tramos etarios ha comenzado a recuperarse durante el 2024, lo que proyecta una perspectiva más optimista para el mediano plazo.

“El desafío está en generar condiciones para que los jóvenes accedan a empleos formales estables, y que puedan cotizar de forma continua desde edades tempranas. De esta forma, es posible crear una base de ahorro más sólida la cual permita una mayor seguridad económica en su periodo de retiro”, concluyó Roberto Fuentes.

 

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