Mauricio Serrano, director de Veganuary Latinoamérica 

Habitualmente cuando se piensa en la alimentación que llevamos las personas  veganas, se nos asocia un indudable rechazo al sabor de los productos de origen animal,  creyendo que necesariamente odiamos el sabor de la carne, leche, huevos o el queso, y  la verdad es que en muchos casos es así, pero no del todo en la mayoría.  

Las razones que me llevaron a dejar la carne no fueron tanto por su sabor. Si bien tenía  momentos en que me costaba digerir ciertos embutidos, la verdad es que muchas  preparaciones me sabían bien tanto en gusto como olor, algo que es completamente  ajeno a mis razones para dejarla, las que están vinculadas principalmente al horrible  impacto de estos productos con los animales. Pero si bien no tuve mayores  inconvenientes al dejar ciertos productos de origen animal y olvidarme de su sabor, hay  uno que hasta el día de hoy extraño y deseo: el queso.  

Quiero dejar en claro que desde que soy vegano no he comido queso de origen animal, y  no lo voy a hacer, pero es un producto que amaba y sigo amando. Dado sus sabores,  texturas y formatos, eran un complemento perfecto en diferentes comidas y  preparaciones, y este producto es justamente, el que muchas personas que hacen el  desafío del Enero Vegano de Veganuary, les cuesta abandonar.  

El queso animal al ser rico en grasas, sal y su propia proteína, tres componentes que  pueden ser muy atractivos para el paladar humano, también pueden activar el sistema  de recompensa del cerebro, similar a otras sustancias que generan adicción, llevando a esta dependencia con su sabor por buena parte de la población, haciendo el panorama  más difícil para quienes quieren volcarse al veganismo.  

Ahora no todo está perdido, hoy el mercado ofrece atractivas opciones de quesos  vegetales, que me han permitido dejar de extrañar este producto, para volver a probarlo, pero en sus versiones plant based, las que se posicionan cada vez más en  supermercados y tiendas, con alternativas vegetales que van desde el queso gouda,  cheddar, mozzarella hasta el queso azul, algo impensado hace 10 años.  

Y la probabilidad de que estas opciones sigan apareciendo y mejorando, es alta, no solo  por las razones éticas que encierra el veganismo, sino dado que en Chile y el resto de  Latinoamérica como el mundo, hay un aumento en el diagnóstico de la alergia a la  proteína de la leche animal, problemática que está afectando a un porcentaje creciente  de personas, las que deben elegir alternativas vegetales sin lácteos.  

Hoy en día muchas organizaciones como Veganuary fomentan el conocimiento y  consumo de las alternativas veganas a los lácteos, mostrando que éstas existen y están 

al alcance de cualquiera, tanto para quienes somos fanáticos del queso como los que  no lo son tanto, pero seguro se pueden deleitar con los deliciosos sabores vegetales.

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