- Estudios genéticos evidencian la influencia del ADN a la hora de comer, procesar alimentos y en el desarrollo de enfermedades como la celiaquía.
¿Por qué ciertos alimentos caen mejor que otros? ¿O por qué algunas personas se mantienen delgadas a pesar de no cuidarse con las comidas? La respuesta está en el ADN. Como los hábitos y las tradiciones familiares -las pastas o el asado del domingo- la genética puede estar detrás de cómo se alimentan las personas y de la manera en que sus cuerpos absorben nutrientes y grasas.
Adrián Turjanski, director científico de Gen360 e investigador del CONICET, explica: «La genética influye en el paladar, en cuánto disfrutamos ciertos sabores y también en la sensibilidad gustativa». Como destaca el especialista, si bien los genes no determinan una vocación por la gastronomía o como sommelier “sin duda pueden aportar una ventaja biológica» en esos ámbitos laborales.
Los genes: un mapa para conocer mejor a los nutrientes del cuerpo
Pero el impacto de la genética en la alimentación va mucho más allá del gusto. También afecta el procesamiento de ciertos nutrientes. A algunas personas les cuesta absorber vitamina B12, magnesio o calcio lo que puede llevar a carencias y desequilibrios en su organismo. Otras eliminan rápidamente la vitamina D -que se pueden encontrar en pescados, lácteos y huevos- y requieren de una suplementación específica.
Hoy en día sobreabundan los frascos de vitaminas y suplementos en las góndolas de las farmacias y lo mejor, a la hora de ir a comprar, es estar informado. “A través del conocimiento de nuestro ADN, se puede evitar tanto la carencia como la sobrecarga de vitaminas”, señala Turjanski.
Conocimiento personalizado: En ese contexto, los test genéticos sirven para personalizar el uso de estos refuerzos y evitar errores comunes. No solo eso, también explora variantes asociadas al gusto por lo dulce, al amargor e incluso a la respuesta a la histamina, que puede generar molestias con algunas comidas.
Detrás del sobrepeso, la diabetes y la celiaquía
Conocer la genética propia también permite encarar problemas de salud como el sobrepeso. Este dato no es menor en Argentina donde seis de cada diez personas están excedidas en kilos según los datos oficiales. La obesidad aumenta el riesgo de tener más de 200 problemas de salud, entre ellos diabetes, hipertensión arterial, enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades de los riñones, del hígado y algunos tipos de cáncer.
«La sensación de saciedad no es igual para todos. Algunos necesitan comer más para sentirse satisfechos, y otros engordan más fácilmente con ciertos alimentos. Eso depende de distintas variantes de los genes«, explica el director de GEN 360. Al conocer las variables del ADN mediante los test, se puede diseñar dietas más efectivas, que respeten la biología de cada individuo y que los ayuden a mejorar su relación con la comida.
Además, el testeo genético anticipa condiciones clínicas relevantes como la celiaquía. «El 99% de las personas celíacas tienen dos variantes específicas en los genes HLA-DQ2 o DQ8. Si una persona no las tiene, puede estar segura de que nunca va a desarrollar esta enfermedad«, afirma Turjanski. Esta información puede evitar dietas innecesarias o estudios invasivos.
Si bien los test de genética no son un oráculo ni una promesa de destino, son herramientas confiables para mejorar la alimentación, la salud y el bienestar. «No hay un solo plan de salud que funcione para todos. La personalización es el camino, y la genética es una de sus mejores herramientas«, concluye el investigador.