- “Es importante cuantificar la velocidad de crecimiento, dado que es un indicador de la salud y el estado general en la infancia y se refiere a los centímetros que crece un niño en un año. Y es importante tener claro que no es constante a lo largo de la infancia” plantea la doctora Carolina Loureiro, endocrinóloga pediátrica.
Santiago-agosto de 2025.- “Los hombres crecen hasta los 21 años, mientras que las mujeres dejan de crecer cuando les llega la menstruación”. Esta es una de las principales creencias populares relacionadas al crecimiento infantil, explica la doctora Carolina Loureiro, endocrinóloga pediátrica de Endoplus, quien explica la importancia de estar atentos a la velocidad de crecimiento en la niñez y entrega recomendaciones que beneficien el desarrollo infantil en el marco del Mes de la Niñez, que se celebra en agosto.
“Ambos son mitos”, advierte la especialista. “Las mujeres pueden crecer entre 5 a 7 centímetros después de la primera menstruación, pero la velocidad con la que crecen es un poco más lenta y lo hacen cerca de dos años después de la primera menstruación (menarquia), mientras que los hombres no crecen hasta los 21 años de manera fija. Su crecimiento va a depender de la edad de los huesos y si es concordante con la pubertad pueden crecer aproximadamente hasta los 17 a 18 años”, plantea.
La velocidad de crecimiento se refiere a los centímetros que crece un niño en un año y es importante tener claro que no es constante a lo largo de la infancia. En términos generales, en el proceso normal de crecimiento se pueden observar tres periodos claramente diferentes en lo que se refiere a la velocidad del crecimiento: un periodo de gran crecimiento hasta los dos o tres años de vida; otro de crecimiento más lento y estable desde esa edad hasta el inicio de la pubertad y, por último, un periodo de gran crecimiento en la época puberal, coincidiendo con el llamado “estirón”.
Es importante cuantificar la velocidad de crecimiento, dado que es un indicador de la salud y el estado general en la infancia. Para la especialista, “si un niño crece con una velocidad de crecimiento estable, quiere decir que es sano. En cambio, si vemos que la velocidad de crecimiento va cambiando, si los centímetros que necesita crecer en un tiempo son pocos, podríamos estar ante un problema con la hormona del crecimiento o un problema nutricional que debe ser atendido. Y lo más importante en estos casos es la derivación oportuna”.
Radiografía de la edad ósea para predecir la talla final
La edad ósea es una medida del grado de maduración esquelética de un niño, es decir, indica hasta qué punto el menor ha avanzado en su desarrollo esquelético. La evaluación radiológica de la edad ósea se realiza mediante el uso de la radiografía de carpo (mano) y muñeca y es un procedimiento efectivo para diagnosticar ciertas enfermedades y determinar el mejor momento de realizar un tratamiento como, por ejemplo, en niños con retraso en el crecimiento y pubertad precoz.
Según explica la doctora Loureiro, la radiografía de mano es una herramienta predictiva de la estatura adulta o talla final que tendrá un niño. Por ello, es relevante que los padres y cuidadores consulten a los especialistas para aclarar mitos relacionados con el crecimiento infantil y así evitar preocupaciones innecesarias o tomar decisiones equivocadas.
“Es difícil para los papás poder darse cuenta por sí solos si el niño o niña está o no creciendo de manera adecuada, porque cada edad tiene una proyección de aumento en centímetros diferente que aplica tanto para cada niño en particular, y también varía si es hombre o mujer. Lo más importante es asistir a los controles, que por lo menos deberían ser una vez al año. Y en caso de ver que, en relación con sus pares, el niño está creciendo menos, la recomendación es que deberían hacer un control extra. Siempre adelantarse y consultar al pediatra o al endocrinólogo infantil de manera oportuna y precoz porque esa decisión va a facilitar que el especialista pueda identificar si hay un trastorno en el crecimiento”, afirma.
En el marco del Mes de la Niñez, la especialista concluye: “Cada niño y niña merecen crecer sanos, fuertes y saludables. Acompañemos con cariño, cuidado y atención para mejorar su bienestar físico y emocional. Sabemos que el crecimiento es una señal de bienestar de su salud, por eso, el juego, la buena alimentación y el descanso son fundamentales para un crecimiento y desarrollo adecuado”.