• El laboratorio de investigación, servicios y apoyo a la docencia se encuentra en el Hospital Clínico de la casa de estudios.
  • Su propósito central es investigar para la generación de vacunas que ayuden a prevenir enfermedades infectocontagiosas u otras alteraciones del sistema inmune.
  • Parte de su equipo está trabajando, asimismo, con compuestos de la costa nortina y de la zona altiplánica para generar productos biomédicos.

 

Desarrollar vacunas y moléculas con actividad sobre nuestro sistema inmunológico es la principal actividad que realizará el Atacama Desert Vaccine Laboratory (ADVALAB), de la Universidad de Antofagasta.

El laboratorio, que se emplaza en el zócalo del Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta, iniciará próximamente su trabajo, a través del cual buscará responder a diversos desafíos en los campos de la microbiología, la inmunología y la comprensión de la interacción hospedero-patógeno.

El ADVALAB se hizo posible gracias a un proyecto financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) en el año 2017, iniciativa dirigida actualmente por el doctor en Ciencias Biológicas Christian Muñoz Millas, académico de la casa de estudios nortina.

“Este es un laboratorio cuya bioseguridad será de nivel 2, es decir, se podrá trabajar con patógenos atenuados o fracciones de estos patógenos, principalmente patógenos virales, como el virus del Papiloma humano, el norovirus humano, los virus respiratorios, herpes virus, bacterias como Escherichia coli, entre otros”, dice Muñoz. Y agrega: “Nuestra aspiración es posicionar a la Universidad en Antofagasta en el campo de la investigación y el desarrollo de biofármacos y vacunas”.

La doctora en virología molecular y microbiología Margarita Lay, investigadora del ADVALAB, gestora de este proyecto y actualmente directora del Centro de Investigación en Inmunología y Biotecnología Biomédica de Antofagasta (CIIBBA), comenta: “La idea de esta iniciativa de la Universidad de Antofagasta, en conjunto con el Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y apoyada por el GORE y el CORE de Antofagasta, ha sido establecer capacidades tanto en instalaciones, equipamiento y formación de capital humano avanzado que permita desarrollar y generar vacunas, como también otros productos innovadores biotecnológicos con aplicaciones biomédicas en la Región de Antofagasta y el norte de Chile, con lo cual se contribuya a la diversificación de la matriz económica de la región y el país”.

El doctor en genética molecular y microbiología Angello Retamal, investigador del ADVALAB, profundiza en el mencionado objetivo: “Es un laboratorio de investigación y desarrollo, cuyo propósito central es investigar para la generación de vacunas, así como moléculas antivirales o de biofármacos que puedan modular el sistema inmune para ayudar a prevenir enfermedades infecciosas u otras alteraciones como procesos autoinmunitarios”.

En cuanto a la comprensión de la interacción hospedero-patógeno, Retamal especifica: “Podemos diseñar y desarrollar vacunas, identificando elementos conservados en los microorganismos y que potencialmente pueden estimular al sistema inmune para generar una respuesta inmune adaptativa y de memoria. Los inmunomoduladores son moléculas que pueden activar a nuestras células para que secreten moléculas antivirales que nos protejan de infecciones. Por otro lado, los inmunomoduladores también pueden controlar reacciones reacciones inflamatorias agudas exacerbadas o controlar procesos inflamatorios crónicos, como la artritis reumatoide, el lupus, etcétera”.

“Estas móleculas inmunomoduladoras las buscamos en comunidades microbianas aisladas desde nuestra costa y desde lagunas en el Desierto de Atacama, en colaboración con académicas y académicos del Departamento de Biotecnología de la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Biológicos. Es de nuestro interés estudiar los diversos laboratorios naturales de nuestra región para que a través de la genómica, la biología sintética, bioinformática e inmunología desarrollemos aplicaciones biotecnológicas en biomedicina”, precisa el también académico de la Universidad de Antofagasta.

El Atacama Desert Vaccine Laboratory se encuentra implementando procesos de Buenas Prácticas para garantizar trazabilidad en los procesos de desarrollo y facilitar la transferencia tecnológica de nuestras innovaciones. “Apuntamos a obtener acreditaciones nacionales y extranjeras para ser un centro de referencia de la macrozona norte”, apunta el doctor Christian Muñoz. “No hay un laboratorio de referencia en esta zona que pueda entregar el servicio de control de calidad microbiológico y físico-químico de biofármacos. Para hacer esto, necesitamos cumplir con normativas técnicas, tener ambientes limpios y estériles, en definitiva, asegurar buenas prácticas de laboratorio”, dice el académico.

 

CATALIZAR DESARROLLOS LOCALES

Si bien el desarrollo de vacunas es un propósito fundamental del ADVALAB, el doctor Retamal recalca que este también tendrá un foco importante en la actividad docente, además de la investigativa. “Somos académicos e investigadores de la Universidad de Antofagasta y es nuestra labor formar nuevos profesionales con conocimientos de vanguardia, de modo de contribuir a la larga al desarrollo de emprendimientos con base científica y a la diversificación de la matriz productiva”, afirma el profesor del plantel nortino, quien indica que en el laboratorio realizarán su labor tanto académicos de la Universidad de Antofagasta como estudiantes de postgrado y pregrado de esta. En colaboración con institutos y universidades nacionales y extranjeras.

“Como universidad, como centro generador de conocimiento, estamos a la vanguardia en distintos temas. Desde ahí queremos entregar nuevas herramientas, para crear nuevos nichos. Debemos tomar acciones concretas para descentralizar la ciencia, para que desde la investigación básica y aplicada contribuir resolver problemáticas locales que mejoren la calidad de vida las personas y del ambiente, desde la Salud humana y la investigación biomédica. Acciones para descentralizar, colaborar y diversificar la matriz del conocimiento para aumentar nuestro desarrollo regional”, sostiene Angello Retamal.

“El laboratorio apunta a convertirse en un catalizador de desarrollos locales, la pandemia de covid-19 nos presentó diversos desafíos como el diagnóstico, la creación de una vacuna, la implementación de estudio clínicos, la vigilancia genómica. Seguimos aportando en distintos frentes. Por ejemplo, liderados por el doctor Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, a fines de enero de 2020, apenas se reportó el genoma del virus, cuando comenzaba a propagarse el brote de SARS-Coronavirus 2, comenzamos a trabajar en una vacuna chilena contra el covid-19; en cuatro meses, logramos desarrollar prototipos e iniciar etapas preclínicas. Visualizamos que podemos, desde las universidades, colaborar con distintos actores sociales, agencias de gobierno e industria en la respuesta a un brote pandémico. Nos urge aumentar la complejidad y contar con centros locales de manufactura de vacunas para uso en humanos y así hacer frente a  problemas actuales, a una pandemia, a un brote epidémico, a problemas de stock”, plantea Retamal.

El doctor en genética molecular y microbiología dice que “avanzamos mucho en estos últimos años, pues nuestro entramado científico creció, nuestras complejidades como sistema de investigación aumentaron. Durante la pandemia contribuimos al diagnóstico y análisis genómico de covid-19, implementamos estudios para evaluar vacunas y tratamientos contra el SARS-CoV-2. La Pontificia Universidad Católica de Chile y el Instituto Milenio lideraron estrategias que también logramos implementar en Antofagasta para determinar la seguridad, efectividad e inmunogenicidad de una vacuna contra COVID-19 en población pediátrica. Esto lo logramos realizar gracias a este proyecto FIC-R para crear el Atacama Desert Vaccine Laboratory”.

“Tenemos importantes bioinnovaciones que contribuyen a que nuestro país pueda manufacturar productos biotecnológicos biomédicos para su uso en humanos, como la tuvo hasta hace algunos años”, afirma el académico de la Universidad de Antofagasta.

En relación con ello, la doctora Lay enfatiza: “Chile desarrollaba y manufacturaba sueros y vacunas desde el año 1896 en el Instituto de Higiene de Santiago, siendo pionero en Latinoamérica, y posteriormente en el Instituto Bacteriológico e Instituto de Salud Pública (ISP). Sin embargo, el año 2002, el Departamento de Producción de Vacunas del ISP cesó sus funciones por problemas técnicos y de infraestructura, terminando con ello el desarrollo y la manufactura local de vacunas en nuestro país. Con este proyecto y el ADVALAB, queremos volver a impulsar estas capacidades en Chile desde nuestra macrozona norte”.

 

“LABORATORIO NATURAL”

Christian Muñoz cuenta que el ADVALAB trabajará también a través de un convenio con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, en la identificación y control de patógenos como el norovirus humano, de alta incidencia en Antofagasta.

Margarita Lay, experta en este virus y quien lidera el estudio, comenta al respecto: “Los norovirus humano, son la principal causa viral de la gastroenteritis aguda en el mundo y nuestro laboratorio ha sido elegido, por el CDC de los EE.UU., como el de referencia para determinar qué genotipos y variantes de estos virus están circulando y afectando niños pequeños a nivel sudamericano, lo que contribuirá en diseñar una vacuna eficaz que nos pueda proteger de enfermarnos por este patógeno, ya que actualmente, no existe una vacuna comercialmente disponible contra estos virus”.

La infección por norovirus humano puede causar diarrea, dolor abdominal y vómitos. La mayoría de las personas se recupera completamente sin tratamiento, pero en el caso de niños pequeños, adultos mayores y personas con otras afecciones médicas, los vómitos y la diarrea pueden causar una deshidratación grave y requerir atención médica, incluso puede causar la muerte. El norovirus humano es altamente contagioso y muy resistente al ambiente, se puede contraer si accidentalmente entran a la boca pequeñas partículas de heces o el vómito de una persona infectada, como también a través de alimentos o agua que se contamina durante la preparación de alimentos o a través de superficies contaminadas.

La doctora Lay agrega: “La Región de Antofagasta lidera la incidencia de casos de diarrea a nivel nacional, por lo que es importante de realizar una vigilancia epidemiológica exhaustiva de los norovirus humanos en esta región y en otras partes de Chile. Además, basado en estos estudios, en el ADVALAB, ya iniciamos el diseño innovador de una vacuna candidata contra estos virus y pronto iniciaremos los estudios preclínicos para su validación, en colaboración con el IMII”.

“Se trata de hacer vigilancia pediátrica del norovirus humano, para lo cual tenemos capacidades”, dice Muñoz, quien agrega que también es un objetivo “evaluar la evolución del SARS-CoV-2 en los niños, que tienen un metabolismo más rápido y cuyos factores de virulencia son mucho más activos”.

Angello Retamal añade: “Investigamos desde la ciencia básica la interacción con otros virus, como los Herpes virus humano de tipo 6 y 7 que nos infectan cuando niños y permanecen de por vida, alojándose particularmente en macrófagos y linfocitos T, que son células claves del sistema inmune”.

“Asimismo -prosigue-, estamos trabajando en el desarrollo de nanotransportadores como una plataforma para la entrega de antígenos. Queremos ensamblar cajas que puedan transportar antígenos, usaremos el virus de la Parainfluenza humana como modelo”.

El doctor Retamal destaca, por otra parte, que el ADVALAB y sus investigadores tienen como foco también el trabajar con compuestos que proporciona el territorio cercano. “Nosotros vemos el territorio como un laboratorio natural. Acá hay dos grandes nichos ecológicos que son de nuestro interés: uno es el mar, dado que contamos con una costa con una alta biodiversidad, que nos permite ir a buscar moléculas con actividad biológica para la biomedicina. Otro nicho son los salares, donde estamos colaborando con la Dra. Mariella Rivas para identificar compuestos de las comunidades microbianas”.

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