El 10 de octubre, la Organización Panamericana de la Salud conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que nos obliga a reflexionar sobre una realidad alarmante.
En Chile, la situación es preocupante, pues según el Termómetro de Salud Mental, nuestro país es el segundo del mundo en el que más se deterioró la salud mental: un 17,5% de las personas encuestadas exhibieron síntomas asociados a una probable presencia o sospecha de este tipo de problemas, un aumento de dos puntos porcentuales comparados a la entrega anterior, principalmente impulsada por un deterioro en mujeres.
Estos trastornos son transversales en nuestra sociedad y afectan a los individuos en todas las áreas de sus vidas a lo que se suma que el 80% de ellos no puede acceder a tratamiento, por lo tanto es crucial que tomemos acción, visibilicemos este tema y comprendamos que su impacto va más allá de la salud, afectando a las familias, la economía y la construcción de nuestra sociedad a largo plazo.
Y también debe incorporarse en el ámbito laboral. Las empresas e instituciones deben desempeñar un papel fundamental en la solución de esta problemática, implementando medidas que contribuyan a mejorar la salud mental de sus colaboradores, su activo más valioso. Al hacerlo, no sólo aumentarán su productividad y mejorarán sus indicadores de rendimiento, sino que también crearán un entorno propicio para la creatividad y la motivación. Las organizaciones que demuestran un compromiso genuino con el bienestar de sus empleados se ganarán su lealtad y compromiso.
La salud mental es un desafío que debemos abordar de manera integral como sociedad, y el lugar de trabajo es un escenario clave para ello. Es hora de reconocer su importancia y actuar en consecuencia, construyendo un futuro en el que la salud mental sea una prioridad para todos.
Francisca De la Piedra
CEO de Umano
Equipo Prensa
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