Nicole Vargas Académica carrera de Fonoaudiología UDLA Sede Viña del Mar
En la era digital en que vivimos, la exposición de los niños a dispositivos electrónicos y pantallas se ha vuelto ubicua. Sin embargo, mientras estas tecnologías ofrecen una variedad de beneficios educativos y recreativos, es fundamental comprender su impacto en el desarrollo cognitivo y del lenguaje de los niños, crucial para establecer las bases de habilidades cognitivas superiores, la comunicación efectiva, el éxito académico y social.
Uno de los principales problemas asociados con su uso excesivo es la reducción del tiempo dedicado a actividades físicas y sociales, fundamentales para el desarrollo cognitivo y del lenguaje. De este modo, y con menores oportunidades de interacción, los niños pueden experimentar retrasos en el desarrollo del lenguaje receptivo y expresivo, así como también mostrar dificultades en la adquisición de habilidades sociales y emocionales.
Además, la sobreexposición a contenido inapropiado o violento puede afectar negativamente su cognición y comportamiento, lo que según estudios puede desensibilizarlos y alterar su percepción de la realidad, con posibles consecuencias negativas en el desarrollo cognitivo y emocional.
En el desarrollo del lenguaje, puede inhibir la adquisición del lenguaje oral y la comprensión del vocabulario. También pueden tener menos interacciones verbales con adultos y compañeros, lo que afecta su capacidad para aprender nuevas palabras y expresarse verbalmente.
Por otro lado, no todas las formas de exposición a pantallas son igualmente perjudiciales. El contenido educativo y de calidad puede proporcionar oportunidades de aprendizaje significativas para los niños, siempre y cuando se supervise y se equilibre con otras actividades importantes para el desarrollo infantil, como el juego al aire libre, la lectura de libros y las interacciones sociales cara a cara.
Por ello, es importante que los padres y cuidadores, junto con los profesionales de la salud infantil conozcan los riesgos asociados con la exposición excesiva a tecnología, promoviendo un enfoque equilibrado de uso en el hogar y otros entornos. Se debe establecer límites claros en cuanto al tiempo de pantalla, fomentando actividades alternativas que promuevan el desarrollo emocional, cognitivo y del lenguaje de los niños, y promoviendo un entorno de crianza que favorezca un desarrollo óptimo en todas las áreas del desarrollo infantil.
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