Pamela Cataldo Académica Escuela de Educación Parvularia Universidad de Las Américas

En muchas culturas, las madres utilizan un tipo de habla especial para dirigirse a sus bebés. Desde los primeros días de vida, las madres interactúan con sus hijos a través de una entonación exagerada y, al mismo tiempo, pausada y melódica, que en la mayoría de los casos es acompañada de gestos y expresiones faciales que refuerzan el mensaje verbal.

Este tipo de habla se denomina maternés y posee características prosódicas, es decir, con acentos y entonaciones, y de contenido, que la distinguen del habla dirigida a los adultos.  En ella, se exageran las pautas acentuales dentro de las palabras y las oraciones. Además, se utilizan frases cortas, repetitivas, correctamente moduladas, acompañadas de expresiones que buscan atraer la atención del bebé, contribuyendo no sólo al desarrollo lingüístico, sino también a la generación de vínculos significativos.

El maternés captura la atención del bebé. La entonación cantarina y las pausas estratégicas ayudan a mantener su interés, permitiendo enfocarse en los sonidos y las palabras que su madre emite. Los bebés responden a las expresiones de sus madres con patadas, movimientos de brazos, vocalizaciones, gorjeos o balbuceos. Se trata de intercambios dialógicos que marcarán la base de las interacciones lingüísticas posteriores.

Para que el maternés tenga un efecto positivo en el desarrollo del lenguaje, es importante considerar al bebé como un compañero válido en la conversación. Lo anterior, implica responder a todos sus intentos comunicativos, por mínimos o sutiles que puedan parecer.  Además, se requiere dejar siempre un espacio entre las frases para que el bebé pueda responder, con lo cual irá aprendiendo el principio de la alternancia de roles en la comunicación.

No debemos confundir el maternés con el habla infantilizada. El primero se caracteriza por frases cortas, pero sintácticamente correctas, y su impacto no se limita solo a las madres, ya que puede ser utilizado por padres, hermanos, abuelos, educadores o cuidadores. Mientras que la segunda utiliza expresiones erróneas bajo la falsa creencia de que como los niños no pueden hablar, no son capaces de comprender.

La clave del maternés es brindar los espacios de respuesta, en donde cada cambio en el comportamiento de los bebés pueda concebirse como un intento de comunicación. Con estos intercambios cargados de melodía estaremos potenciando el desarrollo del lenguaje y la comunicación, junto con el vínculo emocional tan importante en la relación madre e hijo.

Google News Portal Red Salud
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Prensa Salud

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here