La condición neurológica se presenta en la infancia, caracterizada por movimientos repetitivos, tics y algunas alteraciones en la vocalización.

 

Este día se conmemora para sensibilizar a la población sobre esta condición neurológica que afecta a la vida de quienes la padecen. Este síndrome suele presentarse en la infancia y se relaciona con trastornos asociados a la parte genética, afecta sobre todo antes de los 18 años.

Mauricio Godoy, Jefe de carrera de Kinesiología y académico de la Facultad de Medicina UCSC, se refirió a los síntomas de esta condición y cómo se clasifican. “Se generan estos movimientos repetitivos que producen algunas dificultades en del desplazamiento. Muchas veces se confunde con trastornos generales del desarrollo y desde ellos se empiezan a evaluar el origen de los movimientos repetitivos, la dificultad del lenguaje, incluso en algunos casos el origen de pensamientos obsesivos”, detalló.

“Ahí se cuantifica que una de las características tiene que ver más con un trastorno estereotipado, que es un trastorno de movimientos repetitivos que son involuntarios a diferencia de otros trastornos”, agregó.

Hay tratamientos farmacológicos para controlar los movimientos involuntarios enfocados además en el dolor, sin embargo, esta condición no genera dificultad en la adaptación social. Por lo tanto, se trata de evitar que estos signos evidentes sean menos frecuentes e intensos.

“Al ser una condición neurológica estos van a estar presentes igual con las personas que lo padecen. Existen terapias que trabajan con las conductas, porque en algunos casos las situaciones de estrés pueden aumentar los signos. Por tanto, con un control sobre el desempeño social de la persona, es probable que disminuya la aparición de los síntomas’’, explicó el académico.

Factores de riesgo

Al ser una enfermedad que se presenta mayormente en la etapa de la niñez, es una condición multifactorial, no hay causa específica que presente la aparición. Se plantean algunos factores genéticos, condiciones hereditarias, el factor del contexto ambiental que generalmente expresan de algunas características estas personas.

También se puede asociar a algunas condiciones propias de adaptación en el punto de vista sensorial de los niños y niñas.

Mauricio Godoy, enfatiza que esa dificultad de adaptación puede generar “que estos movimientos estereotipados que se presentan en las primeras etapas de la vida se puedan mantener y eso pueda generar una condición distinta. Muchas veces se confunden con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), donde también dentro de las condiciones que se presentan están los movimientos repetitivos, parpadeos involuntarios y ahí hay que hacer una diferencia”.

Sobre las principales complicaciones que deben enfrentar las personas con esta condición, el académico aseguró que “la más compleja es que estos momentos afectan generalmente la manipulación prensil, se da mucho en miembros superiores, no tanto en las extremidades inferiores. Hay también una repetición en el lenguaje que eso también dificulta la adaptación social, la forma de poder compartir con el resto. Hay ciertas afectaciones con el parpadeo constante, pero sobre todo tiene que ver con la forma en que adoptan ciertas características de conducta”.

Sin embargo, a pesar de estas afectaciones las personas pueden tener un estilo de vida normal, ya que no se caracteriza por una situación asociada a la discapacidad. No hay ningún limitante social que le impida trabajar o estudiar.

Educación y difusión

Al ser un síndrome no muy conocido, en el área de la neurología y neurociencias, se entiende que es una condición poco frecuente y eso va al sinónimo de gravedad. De este modo, se le asocia mucho a una función peyorativa, es decir motivo de burla por parte de la gente, al no entender que estos movimientos son involuntarios y no hay forma de controlarlos.

Es por esto, que Godoy aseguró que el principal problema es “de comunicación y educación, sobre todo por parte de la sociedad. Como comunidad no entendemos que estas condiciones no generan ningún menoscabo para la persona, que no tiene problemas en su entorno laboral o académico. La verdad es que no hay una buena educación, sobre todo en el área de la salud y social – educativa”.

“Es importante tener en cuenta dos cosas, hoy en la parte escolar tenemos programas que pueden trabajar sobre la inclusión en algunas condiciones que son divergentes. Tratamos a la persona de cierta forma porque no entendemos lo que tiene, y tampoco nos damos el tiempo para que esa persona lo explique”, sostuvo.

Respecto a cómo abordar esta problemática, el académico señaló que “no hay un continuo de educación entre la etapa escolar donde hoy si se ve un poco más evidenciado y en la parte de educación superior sabiendo que hay unidad de inclusión. Yo creo que, desde ese punto de vista, se podría fomentar una mayor educación a la comunidad universitaria”, concluyó.

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