El pediatra de Nueva Clínica Cordillera, Dr. Fernando Ruiz-Esquide, explica el rol del estrés en la prevalencia de un parto prematuro y las principales consecuencias para un lactante nacer antes de las 37 semanas de gestación. Además, la reducción del estrés que generó las cuarentenas impulsó una disminución de los casos a nivel nacional.

 

17 de noviembre de 2021.- Se estima que el parto prematuro es la principal causa de muerte en neonatos en todo el mundo, situación que afecta a más de 15 millones de lactantes cada año. Debido al aumento exponencial de niños que nacen en esta condición, es que, desde el año 2009, se conmemora el Día Mundial del Niño Prematuro.

 

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, OMS, un niño es considerado recién nacido de pre-término cuando nace antes de las 37 semanas de gestación, también hay casos de prematurez extrema que son aquellos que nacen con 32 semanas o con un peso menor a 1.500 grs. Para entender más sobre el impacto de esta condición, el pediatra de Nueva Clínica Cordillera, Dr Ruiz-Esquide, enfatizó que “es importante tener en cuenta que cada semana puede marcar una gran diferencia con respecto a la madurez y expectativas de vida del niño, la primera hora de nacido es la más importante para saber en qué condiciones está”.

 

Pese al aumento significativo de los partos prematuros, el especialista aclaró que durante la pandemia se percibió un estancamiento en las tasas. “En el último tiempo pudimos constatar que la tasa de prematuros se estancó, pese a lo complejo de la pandemia, esto dado que existía menos estrés, las embarazadas no tenían que realizar trayectos de larga distancia y tampoco hacer grandes esfuerzos. Sin embargo, tras la vuelta a la presencialidad, la cifra ha vuelto a retomar sus valores prepandemia”.

 

Efectivamente, en Chile, se registran 19 mil partos prematuros, lo que implica una tasa de un 9%, situación que indica que Chile duplicó sus cifras en la última década. Entre los especialistas, el estrés permanente y las nuevas condiciones de vida de las mujeres pueden ser una de las condicionantes. Así lo corroboró un estudio pre clínico elaborado por la Universidad de South Florida Health quienes descubrieron que el estrés psicológico o fisiológico influyen el aumento del cortisol, el cual es capaz de frenar la función de la progesterona en el útero y como resultado, genera una estimulación en el parto.

 

De acuerdo al especialista de Nueva Clínica Cordillera, uno de los principales factores de riesgo ante un parto prematuro, se encuentra el haber tenido un parto prematuro anteriormente, consumo en exceso de alcohol, drogas y otras sustancias nocivas o adictivas, embarazos de alto riesgo, tales como mellizos, trillizos y más, problemas en el útero, afecciones crónicas, llevar un estilo de vida sedentario con mala alimentación que pueden elevar los índices de obesidad en los controles prenatales.

 

Mantener los controles al día en el período de gestación y consultar en momentos oportunos es la clave para evitar tener un embarazo de alto riesgo que pueda desencadenar en un parto antes de tiempo”, agregó el profesional de Nueva Clínica Cordillera. A su vez, menciona la importancia de que exista un equipo médico especializado para atender de manera oportuna a las necesidades del bebé y la madre, ya que muchas pueden volver a casa sin su hijo/a en brazos.

 

Tener un acompañamiento psicológico y humano tras un parto es sumamente necesario, el estrés y la pena que le puede generar a los padres tras irse de la clínica dejando a su bebé allí durante un tiempo incierto, puede traer consecuencias graves, tales como la depresión postparto” sostuvo el Dr. Ruiz-Esquide.

 

Frente a esto, el neonatólogo explica que un parto prematuro debe ser tomado con mucha atención por parte de las futuras madres, dada las consecuencias que genera en los gestantes, algunas de ellas son:

 

Problemas respiratorios: Un bebé nacido antes de tiempo puede tener dificultades para respirar, debido a la asfixia neonatal y a que su sistema respiratorio aún es inmaduro. También pueden padecer displasia broncopulmonar que es una respiración rápida que genera ruidos en el bebé. Además algunos bebés pueden sufrir pausas entre su respiración, algo que se conoce como apnea.

 

Desarrollo cerebral: Mientras más prematuro nace el bebé, mayor es el riesgo de sangrado cerebral, conocido como hemorragia intra y periventricular. Generalmente son leves y se resuelven rápidamente. Sin embargo, en algunos bebés la hemorragia puede ser mayor y generan un retraso en el desarrollo psicomotor.

 

Dificultades cardíacas: Uno de los más frecuentes es el conducto arterioso persistente, que se encuentra entre la aorta y la arteria pulmonar. Si bien, se cierra solo, muchas veces necesita de cirugía ya que de lo contrario, puede agravar las dificultades cardiorrespiratorias.

 

Problemas metabólicos: Algunos bebés sufren de hipoglicemia, anemia o ictericia al momento de nacer que son mucho más frecuentes cuanto más prematuro es el bebé. La anemia es cuando el cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos, mientras que la ictericia genera un cambio de color en la piel y los ojos del bebé y ocurre cuando la sangre tiene un exceso de bilirrubina proveniente del hígado o glóbulos rojos.

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