• Solo 1 de cada 5 casos de esta enfermedad, primera causa de muerte por cáncer en Chile, se detecta en etapa precoz.

 

  • Iniciativa desarrollada por FALP, cuenta con el auspicio del Ministerio de Salud y de organizaciones internacionales.

 

Ocho de las 16 regiones de nuestro país superan la tasa nacional de mortalidad, siendo el norte el más afectado y, Antofagasta, donde se registra el panorama más complejo.

 

Según proyecciones del Observatorio Global del Cáncer (Globocan), plataforma web interactiva desarrollada por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, que forma parte de la Organización Mundial de la Salud, anualmente se detectan más de 3.900 casos de cáncer de pulmón en nuestro país, y más de 3.500 pierden la vida por su causa.

 

Una patología que durante los últimos años ha golpeado fuertemente a las regiones del extremo norte y sur de Chile, tal como lo demuestra el Informe de Vigilancia de Cáncer. Análisis de Mortalidad Prematura y Años de Vida Potencial Perdidos (AVPP) por Cáncer en la década 2009-2018. La investigación desarrollada por el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, ubica a 8 regiones por sobre la tasa nacional de mortalidad (TAM) por cáncer de tráquea-bronquio-pulmón. Mientras en el norte, Antofagasta encabeza la lista con una TAM (ambos sexos) de 31.2, en el sur, Magallanes alcanza un 15.5. En el centro, la Región Metropolitana llega a un 15.2, en tanto Valparaíso a un 14.5, respectivamente.

 

De ahí la importancia de la prevención y detección precoz de una enfermedad que detectada en etapas iniciales, podría tener una sobrevida de hasta un 90%. Por el contrario, la realidad muestra que 4 de cada 5 casos se detecta en etapa avanzada, los que además de requerir tratamientos combinados y más complejos, están asociados a una menor probabilidad de éxito.

 

Educación, primer pilar

 

Bajo el concepto “Da un respiro a tus pulmones. Tú puedes prevenir y detectar a tiempo el cáncer de pulmón”, Fundación Arturo López Pérez (www.institutoncologicofalp.cl), busca apoyar la educación y concientización de la comunidad tanto de fumadores como de no fumadores, invitándolos a hacerse parte activa del cuidado de su salud.

 

La iniciativa, que cuenta con el auspicio del Ministerio de Salud y el patrocinio de la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), y de la Organización de Institutos Europeos del Cáncer (OECI), entregará mensajes asociados a los daños que produce el tabaco a nuestro organismo, como también los cambios que se evidencian en distintos órganos al dejar de fumar. Asimismo, la campaña también abordará mensajes para quienes fuman, los que incluyen tips para iniciar el proceso de cese tabáquico, como también la identificación de grupos de riesgo, quienes deberían consultar precozmente a un especialista.

 

Para el jefe del equipo de Cirugía de Tórax de FALP, Dr. Juan Emilio Cheyre, la patología oncológica pulmonar presenta grandes desafíos para nuestra sociedad, en todos sus ámbitos.  Si bien se ha avanzado en materia de reducción del hábito tabáquico, aún queda mucho por hacer, en lo que se refiere al diagnóstico precoz. Foco en el que se está trabajando fuertemente a nivel mundial.

 

“Cuando hablamos de cáncer de pulmón, no solo debemos tratar de evitar que las personas fumen. Nuestra responsabilidad como especialistas es aún mayor con quienes lo hacen. Necesitamos llegar al comienzo de la enfermedad para ofrecer mayores oportunidades a los pacientes y sus familias”, explica el Dr. Cheyre.

 

El especialista agrega que para ello, “por un lado debemos incrementar los programas integrales de cese tabáquico que aseguren el acompañamiento a lo largo de este proceso, en especial en regiones. Por otro, promover una búsqueda activa de esta patología en los pacientes de mayor riesgo. Es decir, personas entre los 50 y 80 años, que hayan fumado una o más cajetillas al día durante 20 años”.

 

Tabaco, el principal responsable

 

Cerca del 90% de los casos de cáncer de pulmón se producen por el consumo de tabaco, en sus distintos formatos: cigarros, pipas, vapeadores o cigarrillos eléctricos, puros, e incluso la marihuana.

 

Si bien, se trata del principal factor de riesgo, el especialista agrega que en un porcentaje menor, también hay que prestar atención a otros factores de riesgo como la exposición al humo ambiental del tabaco (fumador pasivo), antecedentes familiares directos de la enfermedad (padre, madre, hermanos), y exposición al arsénico en el agua potable, entre otros.

 

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