• En la actualidad, existen muchos niños que sufren de problemas visuales sin saberlo ni ellos ni sus padres, lo que puede agravar su salud ocular y generarles problemas de aprendizaje en la sala de clases. De ahí la importancia de la prevención, como enfatiza un oftalmopediatra de la Clínica Oftalmológica Providencia, COP.

Los problemas visuales más frecuentes que presentan los niños en edad escolar son los llamados “vicios de refracción”, consistentes en diversas patologías que entorpecen la visión de los pacientes y que, según estudios nacionales e internacionales afectan de un 20% a un 25% de los niños. Entre ellos se encuentran la miopía, hipermetropía y astigmatismo.

Adicionalmente, explica el Dr. Mario Delgado, oftalmopediatra de COP, “existen otros problemas que se dan con menor frecuencia, como la ambioplía u “ojo flojo”, que es una mala visión por desuso de uno de los ojos, que afecta a cerca de un 3% de los niños; y el estrabismo, un desalineamiento ocular que no solo influye en la apariencia estética sino que también puede producir ambioplía, ya que un ojo desviado no ve o deja de utilizarse”.

El especialista agrega que en la niñez también puede haber alteraciones de la visión binocular, es decir, el niño usa uno u otro ojo, pero no los dos al mismo tiempo, y eso impide que en su vida adulta pueda optar a algunos trabajos, tales como piloto de aviones, conductor de vehículos pesados, investigar observando con microscopios, etc.

Efectos de los problemas oculares en el aprendizaje

El oftalmopediatra señala que generalmente hay muchos niños que no ven bien y que no tienen conciencia de ello. “Cuando los niños ven bien con un ojo y muy mal con el otro, no perciben que tienen un problema visual. Por eso es muy importante hacerles la evaluación oftalmológica, principalmente cuando en la familia hay antecedentes de personas que ven mal con un ojo, porque esto tiende a repetirse en las generaciones posteriores”, declara.

Otra posibilidad es que aquellos menores que ven muy mal con sus dos ojos, tienen normalizado el mundo borroso, no tienen idea que su entorno tiene muchos detalles. Algunos,  incluso están convencidos de que desde el último puesto de la sala de clases en realidad no se ve la pizarra. Si es que nadie les dice que eso es anormal, no se enteran.

El médico de COP sostiene que “la mala visión de un niño puede afectar su rendimiento escolar y su atención, ya que si ve mal y no tiene tratamiento, no va a poder ver bien el pizarrón desde lejos o va a tener dificultades en el inicio de la lecto-escritura. Por ejemplo, la ambioplía produce una velocidad de escritura más lenta; y el estrabismo ocasiona que al niño le cueste fijar la mirada con uno u otro ojo, lo que también se traduce en problemas con la lectura y la escritura”.

¿Cómo prevenir?

-Es importante hacer una revisión a los niños entre los 3 y 4 años, preparándolos para la vida escolar. Pueden ser evaluados por su pediatra o en el consultorio, en el control de niño sano,  de manera de discriminar lo que es normal de lo anormal en su visión y, de ser necesario, derivarlos a un oftalmólogo.

-Todos los niños con alteraciones de la lectoescritura deberían tener evaluaciones oftalmológicas para descartar problemas visuales.

-Los papás que tienen patologías oculares importantes deberían llevar a sus hijos al oftalmólogo a los tres años, e incluso antes, si es que creen que pueden tener una alteración visual.

-También la historia de salud del menor es importante. Por ejemplo, un niño prematuro debe tener sus controles programados; los niños con algún síndrome genético, como Síndrome de Down, deberían tener su evaluación oftalmológica al darlos de alta de la clínica, luego que nacen, y posteriormente, una vez al año; al igual que pacientes con enfermedades neurocutáneas, con historias en la familia de estrabismo o de otras enfermedades oculares hereditarias.

 

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