Las condiciones climáticas anunciadas para las próximas semanas en el territorio nacional incluyen lluvias, neblina y días con menos luz, lo cual nos obliga a mantener un estado de alerta aún mayor frente al volante.
Durante estos días ya se empieza a alertar a los chilenos sobre la llegada de los primeros frentes de mal tiempo en varias zonas del país. Estos fenómenos meteorológicos, propios de esta época del año, siempre vienen acompañados de lluvia, niebla y menos horas de luz solar, factores que unidos pueden ser una amenaza para la seguridad vial.
Sin duda las tecnologías de asistencia a la conducción, han pasado a ser un elemento clave para migrar hacia una conducción más segura y preventiva, dado que permiten corregir maniobras, reducir errores y evitar accidentes, disminuyendo los riesgos y salvando vidas. Sin embargo, una conducta responsable al volante sigue siendo crucial a la hora de reducir los siniestros viales.
De hecho, en un día de lluvia y nubosidad baja, el exceso de velocidad, la falta de mantención de los vehículos y la desatención de los peatones son las principales causas de accidentes en ruta, por lo que se recomienda estar aún más alerta a las señales de tránsito y comportamiento de otros conductores, con una actitud de conducción defensiva.
“Cuando se presentan condiciones climáticas adversas, conservar una distancia razonable del vehículo que nos antecede es muy importante, porque el auto tiende a patinar y el frenado se puede ver afectado producto de las lluvias en la acera. Al mismo tiempo, es fundamental que nos responsabilicemos sobre nuestra propia conducta al volante, poniendo atención a las condiciones climáticas y de tránsito, respetando siempre la señalización y velocidades permitidas”, advierte Pablo Díaz, gerente comercial de Blackay Chile, empresa experta en sistemas de asistencia para la conducción.
En cuanto a la conducción con niebla, se aconseja disminuir la velocidad, utilizar luces bajas, evitar adelantamientos o maniobras bruscas y utilizar el freno de manera suave e intermitente.
La mayor parte de los conductores afirman sentirse más seguros al volante en verano que en otoño e invierno cuando las condiciones atmosféricas son adversas. Por ello, el experto de Blackay Chile identifica los peligros que podemos encontrar en las calles y carreteras para no poner en riesgo nuestra propia seguridad y la del resto de las personas.
Uso de luces
Para conducir con seguridad por una zona poco iluminada no basta con encender las luces. Debemos hacerlo a un ritmo más lento que, en caso de emergencia, nos permita detener el vehículo dentro del campo de visión. También tenemos que asegurarnos que las luces funcionen correctamente y que estén bien regladas, así como llevar el parabrisas y los cristales limpios. La mayor parte de la información que recibimos al conducir nos llega a través de la vista, por lo cual también es muy importante no mirar directamente los faros de los vehículos que tenemos de frente para evitar encandilamiento.
Alerta por fatiga en la conducción
Uno de los problemas más frecuentes en los accidentes de tránsito es la fatiga en la conducción. Cuando las condiciones meteorológicas son adversas, debemos reforzar aún más nuestra atención al volante. Si el tiempo no acompaña, siempre que sea posible, es preferible no salir a la carretera. Si no podemos aplazar el viaje, debemos conducir con cautela. Hoy existen tecnologías que pueden ser incorporadas en vehículos comunes y comerciales que son capaces de alertar signos de fatiga y somnolencia en los conductores, una herramienta muy útil para contrarrestar posibles errores humanos.
Distancia prudente
Con lluvia, la distancia de frenado se alarga y la visibilidad se reduce. Evitar las maniobras bruscas, aumentar la distancia de seguridad, reducir la velocidad y llevar los neumáticos en buen estado es el mejor antídoto que hay para salir airoso. El peligro que pueden acarrear las primeras gotas al mezclarse con el polvo y la grasa del asfalto. La argamasa que se forma en la superficie hace muy deslizante el pavimento.
Frenado
La lluvia torrencial provoca problemas de visibilidad por las salpicaduras del agua y los cristales empañados. Cuando hay exceso de agua en la calzada y el neumático pierde agarre y se desliza. Para recuperar el control del coche debemos sujetar el volante con firmeza y no frenar a fondo. Una vez el neumático recupera el agarre, basta con corregir la trayectoria suavemente para dominar la escena.
La niebla y la visibilidad
Conducir con niebla requiere mucha concentración al volante, sobre todo si es densa, ya que la visibilidad se reduce drásticamente y aumentan las colisiones por alcance. Lo primero que hay que hacer es aumentar la distancia de seguridad y circular con precaución. Si nos vemos obligados a parar, nunca debemos detener el coche en el arcén sin la conveniente señalización. Es un error creer que con las luces largas veremos mejor, ya que la luz larga rebota en el banco de niebla y nos deslumbrará sin conseguir el objetivo. Por lo tanto, lo que debemos hacer es accionar las luces de niebla. Ahora bien, el piloto posterior solo lo mantendremos encendido cuando la niebla es espesa, puesto que la luz es muy intensa y molesta a otros usuarios de la vía.
Vehículo
Antes del viaje, revisar el estado de los neumáticos y de las plumillas, además de los niveles de aceite y agua, como medidas principales. Se recomienda, como en toda época del año, utilizar el cinturón de seguridad y las sillas infantiles al circular con niños, para prevenir y evitar accidentes viales, los que, en ocasiones, pudieran ser fatales.
Equipo Prensa
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