Por Ledda Pérez, fisioterapeuta experta en Lipedema (@ioilidepema)
Mientras que para la mayoría de los profesionales de la salud junio no tiene una relevancia especial, para nosotros los kinesiólogos, fisioterapeutas, cirujanos, psicólogos, entre otros que nos hemos dedicado al tratamiento de una enfermedad tan desconocida como el Lipedema, representa un mes en el que podemos visibilizar esta patología, trabajando aún más duro por generar conciencia entre todos aquellos que no la conocen y por qué no, cambiar la vida de quienes la padecen.
Y es que junio es el mes de la concientización del Lipedema, enfermedad que solamente comenzó a ser considerada como tal por la Organización Mundial de la Salud en 2018, cinco años hasta la fecha, en la que aún sigue siendo mal diagnosticada y desconocida tanto por los pacientes como por el personal tratante ¿Por qué una patología que afecta a tantas personas en el mundo, especialmente mujeres, pasa tan desapercibida en nuestra sociedad?
Si bien no tengo una respuesta concreta a lo anterior, durante mis años como profesional dedicada al estudio y tratamiento del Lipedema, sólo puedo aludir a fuertes prejuicios, ya que al ser una enfermedad del tejido graso que provoca inflamación de las extremidades, suele confundirse con obesidad, lo que ha dado como resultado que las pacientes no solamente sean mal diagnosticadas, sino también que no reciban el tratamiento adecuado aludiendo a un problema “estético”, lo que no puede estar más lejos de la realidad.
Las pacientes con Lipedema, y me expreso en femenino porque la mayoría de las afectadas son mujeres que están predispuestas genéticamente a esta enfermedad y que se puede desencadenar por diversos factores, tales como estrés, a cualquier edad desde la primera menarquia, sufren constantemente de dolor en brazos y piernas, aumento de peso que no disminuye con una dieta, pesadez generalizada, etc. Pero por sobre todo sufren un impacto negativo en su salud mental, esto por desconocer qué es lo que les afecta, cómo tratarlo y el ser invisibilizadas en una sociedad que lamentablemente se preocupa más por lo estético.
Desde el 2019, y luego de haberme especializado con los mejores profesionales en España, es que decidí ayudar y crear un cambio en mi país, trabajando en el International Oncotherapies Institute, recibiendo a mujeres que acudieron a mi como última opción y sin ninguna esperanza de saber qué sucedía con ellas, y que luego de meses son dadas de alta no solo con un diagnóstico y un tratamiento multidisciplinario, pero también con su autoestima reconstruida por entre otras cosas, saber que no están solas en esto.
Mi meta es continuar creciendo, ayudando a la mayor cantidad de pacientes posible y sobre todo visibilizando esta enfermedad, que hoy no tiene un tratamiento por Fonasa o Isapre y por eso es necesario que se hable de ella, que se conozca cuáles son sus síntomas y que ninguna otra paciente tenga que esperar más de una década para ser diagnosticada.
Y quiero dar un mensaje de esperanza: Esta enfermedad se puede tratar y si bien no se van a mejorar, van a poder tener una mejor calidad de vida. Tiene una base científica y los tratamientos también tienen una base científica. Busquen ayuda, ya que habemos profesionales que estamos dispuestos a ayudarlos. Y lo más importante, es que esto no es estética, esto es salud.
Equipo Prensa
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