El nacimiento de un/a hijo/a, a menudo puede desencadenar una crisis vital y familiar por los nuevos desafíos que conlleva, los cambios en la rutina, tiempo, roles, etc.
De hecho, según estadísticas, entre un 50% y 80% de las mujeres experimenta el denominado Maternity blues o Babyblues: un síndrome de ambivalencia, tristeza, llanto sin razón aparente e irritabilidad postparto. Sin embargo, en algunos casos estos síntomas pueden derivar en una depresión postparto (DPP), que es cuando los síntomas persisten en el tiempo, manifiestan mayor gravedad e incluso, pueden llegar hasta ser incapacitantes.
Cabe señalar que los síntomas de la DPP son parecidos a los del Babyblues, pero más intensos: constante tristeza y desánimo, irritabilidad, falta de energía, llanto, sentimientos excesivos de culpa y de sentir la incapacidad de cuidar del bebé. Alteraciones de sueño y apetito, problemas de concentración, aislamiento social y dificultad para funcionar mínimamente en el día a día, lo cual conlleva una pérdida de interés y/o indiferencia hacia el/la bebé, entre otras cosas.
La DPP es la enfermedad más frecuente en el postparto. Se estima que afecta a un 15% de las madres, sin embargo, muchas de ellas no reciben diagnóstico ni el tratamiento adecuado. Parte de ellas, se niega a buscar ayuda ya que se sienten culpables o avergonzadas por estar deprimidas en un momento que socialmente se espera que se sientan felices y realizadas.
La maternidad se encuentra idealizada y se espera que sea fuente de realización, por lo que todo lo que se oponga a ello, pasa a ser silenciado y tabú. Es así como las vivencias maternas negativas o ambivalentes se ocultan y enmascaran generando mayor sufrimiento.
La madre que está con DPP probablemente no va a consultar por sus vivencias emocionales sino que por los síntomas físicos de su hijo, llevándolo al pediatra y/o urgencias.
¿Qué hacer en caso de que tú o alguna mujer presente alguno de estos trastornos del ánimo en la maternidad o gestación?
Maite Halabi, fundadora de la marca de cosméticos naturales la Cinta advierte en el lema de su emprendimiento Cuidarte para cuidar, “esto nace desde la perspectiva de que hay que entender que las mujeres debemos ponernos en el centro de nuestra maternidad. Si nosotras estamos bien, con mayor probabilidad podremos enfrentar los desafíos de la maternidad de la mejor forma. Por eso, cuidar de nosotras también es cuidar de nuestros bebés. Esto es muy difícil en un momento en que el foco está normalmente en el recién nacido o en el bebé que está por nacer.”
Por otra parte, Pilar Correa, Psicóloga clínica, psicóloga perinatal y Cofundadora de Nido Seguro afirma que “el autocuidado se tiene que pensar también en una instancia un tiempo para poder para reflexionar, mirarse una misma, mirar la historia, pensando que en el embarazo es un periodo propicio porque uno está más conectada, Por lo tanto, es ideal para mirarse a una misma, sanar heridas etc… Por lo tanto darse el espacio de calma, aprovechar las limitaciones físicas, del cansancio que quizás también tienen un sentido que tal vez es parar»
En caso de sufrir alguno de estos trastornos del ánimo, estas son alguna acciones concretas de autocuidado que se pueden incluir en la rutina diaria:
1- Pide ayuda
2- No descuides tu alimentación
3- Cuida tus descansos
4- Busca tiempo para otras relaciones externas a las labores de cuidado y crianza
5- Busca tiempo para ti. Aparta tiempo en tu rutina diaria para el autocuidado. Un ejemplo con que toma más tiempo adicional es elegir productos para darte una ducha con una rica espuma de baño, que incorpore ricas texturas y aromaterapia. Será un momento de relajación incorporado en tu rutina normal. También, se puede aprovechar los paseos en coche para escuchar un podcast o un audiolibro. Son pequeñas acciones que no requieren planificación más allá de concientizarse dentro de tu rutina diaria.
Finalmente, el apoyo y contención emocional permite que la mujer disfrute de una mejor autoestima y se sienta más segura de sus capacidades de maternar, contribuyendo al establecimiento de un vínculo afectivo saludable con su guagua, una lactancia exitosa y una vivencia positiva de la crianza y la maternidad.
Equipo Prensa
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