• Más del 32% de los chilenos indica vivir con algún tipo de dolor crónico. Eso llevó a una fisioterapeuta venezolana, que tras emigrar a Chile limpiaba casas para mantenerse, a detectar una creciente demanda en el mercado por terapias corporales enfocadas y no invasivas. Hoy maneja un exitoso negocio que ya planea expandirse a otros países.

 

En 2014, Andrea del Valle, una fisioterapeuta venezolana de 29 años, llegó a Santiago con un sueño y una tarjeta de presentación. Su misión era simple: ofrecer terapias naturales no invasivas a las personas. En Chile, más del 32% de la población indica vivir con algún tipo de dolor, lo que explica el aumento en la venta de medicamentos para el manejo y alivio de dolores, según un informe del Instituto de Salud Pública de Chile (ISP). Por lo tanto, la demanda en el mercado existía y Andrea sabía que la respuesta a esta necesidad eran terapias corporales enfocadas y no invasivas, así como la creación de productos para el bienestar del cuerpo con el menor nivel de efectos secundarios posible.

 

Pero el camino no fue fácil. Comenzó ofreciendo sus servicios de manera informal, a veces gratis, en eventos y ferias, siempre dejando su tarjeta para que la gente supiera de su trabajo. Inspirada por su abuela materna, Andrea se había formado en la Universidad Central de Venezuela y luego amplió sus conocimientos en terapias complementarias y más naturales. En Santiago, mientras esperaba la regularización de su situación migratoria, trabajó en diversos empleos, en los que hizo de todo: desde cajera en un local hasta limpiar casas. Pero su pasión siempre fue el alivio del dolor, y tan pronto obtuvo su RUT, comenzó a dedicarse a lo que le apasionaba: ofrecer masajes a domicilio.

 

El boca a boca funcionó. Su tarjeta con la frase “te lo recomiendo” se convirtió en su mejor publicidad, apoyada por la confianza que genera una recomendación personal.

 

En 2016, Andrea fundó «Masajes Alto Impacto», un concepto que combinaba masajes con limpieza de aura y descarga emocional del dolor. Su técnica, revolucionaria y efectiva, atraía a personas que habían intentado sin éxito otros tratamientos. Por ejemplo, clientes con ciática salían de sus sesiones caminando normalmente, un resultado inusual en otros tratamientos.

 

La demanda creció tanto que, en 2019, decidió formalizar su negocio. Arrendó una oficina, registró la marca y empezó a expandir su equipo. Su pareja, psicóloga y socióloga, se unió al proyecto, aportando un enfoque integral al tratamiento de las personas. Masajes Alto Impacto se convirtió así en un refugio para quienes sufrían dolores crónicos, contracturas severas o condiciones como cáncer, fibromialgia, párkinson y lupus. Contrario a los mitos populares, Andrea y su equipo demostraron que el masaje podía ser un aliado en el tratamiento de estas enfermedades.

 

Con planes de expansión en Chile y en el extranjero, su objetivo sigue siendo claro: aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de todo aquel que llega a atenderse. En un sector a menudo dominado por terapias convencionales, Masajes Alto Impacto destaca por su enfoque original y su capacidad para producir resultados notables.

 

El equipo de Andrea, compuesto por profesionales altamente capacitados, continúa mejorando y ampliando sus métodos, siempre con el objetivo de ofrecer el mejor servicio posible. Con más de 5 años de experiencia y unas 7.000 atenciones al año, como parte de un negocio centrado en la salud y bienestar, el objetivo de Masajes de Alto Impacto es proporcionar servicios y productos de alta calidad y efectividad para aliviar el cansancio y la sobrecarga muscular, así como también otros malestares físicos.

 

Conoce más en www.masajesaltoimpacto.cl

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