Las espondiloartritis son un grupo de enfermedades relacionadas con la artritis inflamatoria que afecta principalmente a la columna vertebral, representa un desafío significativo para el sistema de salud chileno. A pesar de su impacto en la calidad de vida de los pacientes, aún existen brechas en el conocimiento de su epidemiología y en el acceso a diagnósticos tempranos y tratamientos adecuados.
Según el doctor Sebastián Ibáñez, Jefe de la Unidad de Reumatología de Clínica Alemana de Santiago, «En Chile existen varias deudas con los pacientes, incluso, aún no tenemos claro la epidemiología de la enfermedad, por ende no hay data clara de la incidencia y prevalencia«. Además, destaca el retraso en el diagnóstico oportuno a nivel mundial, donde los pacientes pueden tardar hasta 6 años en descubrir lo que padecen.
La falta de acceso a médicos especialistas y exámenes correspondientes, sumado al desconocimiento de la enfermedad, dificulta aún más el abordaje de la espondiloartritis en el país. «Nuestros principales problemas en el país son el acceso a un diagnóstico temprano y también que los tratamientos son de costos elevados por ende el acceso es limitado», afirma el doctor Ibáñez.
La espondiloartritis es un tipo de artritis inflamatoria que afecta a distintos tipos de órganos, pero principalmente la columna vertebral. Los síntomas, se presentan de dos maneras principales. El primero es la inflamación que causa dolor y rigidez, con mayor frecuencia en la columna vertebral, algunas formas pueden afectar las manos y los pies o los brazos y las piernas. El segundo tipo es la destrucción ósea que causa deformidades de la columna y un mal funcionamiento de los hombros y las caderas. A largo plazo, puede aparecer rigidez en las articulaciones afectadas con la disminución de su movilidad. Además, pueden estar acompañadas de otras manifestaciones en otros órganos del cuerpo como a nivel genitourinario, intestinal, ocular o en mucosas y piel.
La espondiloartritis más conocida es la espondilitis anquilosante (EA) que afecta principalmente a la columna, aunque también puede afectar otras articulaciones grandes del cuerpo. También existen otras variables de esta patología: Espondiloartritis axial, espondiloartritis periférica, artritis reactiva, artritis psoriásica y artritis enteropática (asociada con enfermedades inflamatorias del intestino como Crohn o Colitis Ulcerosa).
Los tratamientos más avanzados, como los medicamentos biológicos, son costosos y requieren el apoyo de políticas públicas para garantizar su acceso como la Ley Ricarte Soto. Natalia González, paciente con la patología y representante de la Fundación Espondilitis, señala que « Para nosotros los medicamentos biológicos deberían ser la primera y única opción de tratamiento adecuado, pero la mayoría de los pacientes no puede pagar sobre 600 mil pesos mensuales y no hay apoyo estatal. Lamentablemente, en Chile la mayoría de los pacientes solo tiene acceso a antiinflamatorios, aunque solo responden bien a ellos quienes aún no tienen secuelas significativas, y para eso es necesario un diagnóstico temprano, otra dificultad con la que nos encontramos los pacientes».
El doctor Ibáñez hace un llamado a las autoridades para que conozcan en profundidad la patología y su impacto en la calidad de vida de los pacientes. Resalta la importancia de reconocer que esta enfermedad afecta principalmente a personas jóvenes, menores de 45 años, lo que puede llevar a discapacidad laboral. Un abordaje integral de la espondiloartritis no sólo beneficiaría a los pacientes, sino que también podría disminuir el gasto en licencias médicas y mejorar la salud de la población. “Lamentablemente los tratamientos más avanzados para la espondiloartritis como biológicos son caros, hay pacientes que necesitan este tipo de tratamientos, por ende, se requiere apoyo de políticas públicas como el GES o el AUGE, que le permita a las personas acceder a sus medicamentos sin tantas trabas” señala el doctor Ibáñez.
A pesar de los desafíos, el doctor Ibáñez enfatiza que la espondiloartritis tiene manejo y no debe ser vista como una condición crónica que acompañe a la persona pero no la invalide. Con el tratamiento adecuado, es posible mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes. «Debemos seguir trabajando juntos para lograr beneficios en un futuro«, concluye el especialista. Así también lo manifiestan los pacientes: “Con el manejo y el apoyo profesional adecuado, en el momento preciso, la espondilitis debiera ser sólo una condición crónica. Por eso luchamos día a día en la fundación”
Equipo Prensa
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