Las mascotas, especialmente los perros y gatos, pueden ofrecer una compañía inigualable para los adultos mayores, brindándoles afecto, compañía y una mayor motivación para mantenerse activos. Sin embargo, la decisión de adoptar una mascota, o incluso los cuidados de una que ya se tiene, requieren ciertas consideraciones especiales para garantizar que tanto el animal como su dueño vivan una experiencia positiva y segura.
En esta línea, Paula Ibañez, Directora de Carrera de Medicina Veterinaria de Universidad de Las Américas, comparte las siguientes recomendaciones:
Considerar el tamaño y nivel de energía del animal
Si bien un perro grande puede ser un compañero leal, podría resultar difícil de manejar para una persona mayor si requiere mucho ejercicio o si es demasiado fuerte. Optar por razas pequeñas o medianas, o incluso gatos, puede ser una mejor alternativa, ya que suelen requerir menos esfuerzo físico. Además, es importante elegir una mascota que se ajuste al estilo de vida del adulto mayor.
Edad de la mascota
Los cachorros y gatitos, aunque adorables, requieren un esfuerzo considerable en cuanto a entrenamiento y cuidado. Un cachorro puede ser demasiado demandante para una persona mayor, ya que necesita ser educado y paseado con frecuencia. Se puede considerar la adopción de un animal adulto como una buena alternativa. Estos animales suelen tener un temperamento más calmado y en muchos casos ya están entrenados, lo que facilita la convivencia.
Salud y movilidad del adulto mayor
Es fundamental tener en cuenta el estado de salud y la movilidad de la persona que va a adoptar o cuidar una mascota. Para aquellos con limitaciones de movilidad o condiciones de salud crónicas, una mascota que no requiera mucha actividad física es lo más apropiado. Por ejemplo, los gatos son excelentes compañeros para aquellos que no pueden salir a pasear regularmente. Existen programas de paseadores de perros que son una solución para mantener la rutina de ejercicio del animal sin comprometer la salud del dueño, aunque es importante considerar previamente el valor que este servicio podría tener.
Costo y mantenimiento
Tener una mascota conlleva costos que van más allá de la comida, como gastos veterinarios, vacunas, esterilización, y, en ocasiones, tratamientos médicos especiales. Los adultos mayores que viven con ingresos fijos deben asegurarse de poder cubrir los cuidados de su mascota. Para quienes ya tienen una, es importante prever estos gastos a futuro, ya que el animal también puede necesitar cuidados especiales con el paso del tiempo.
Red de apoyo
Uno de los aspectos cruciales al tener una mascota es contar con una red de apoyo en caso de que el adulto mayor no pueda cuidar al animal debido a viajes, hospitalizaciones u otras eventualidades. Es importante tener amigos, familiares o vecinos que ayuden temporalmente con el cuidado del animal. Asimismo, es recomendable tener un plan a largo plazo para asegurar que, si en algún momento la persona no puede cuidar a su mascota, haya alguien dispuesto a hacerse cargo.
Beneficios emocionales y físicos
Varios estudios han demostrado que los dueños de mascotas tienen niveles más bajos de presión arterial, sufren menos de estrés y tienen mejor salud mental. Las mascotas ofrecen un propósito diario, compañía y la oportunidad de socializar más, tanto con el animal como con otras personas durante paseos o visitas al veterinario.
Mantener una rutina de cuidados específicos
Para quienes ya tienen una mascota, es importante seguir una rutina de cuidados adecuada. Esto incluye mantener al día las visitas al veterinario, asegurarse de que el animal realice suficiente ejercicio y brindarle una dieta balanceada. También es clave prestar atención a su salud a medida que envejece, ya que ellos, al igual que sus dueños, pueden desarrollar problemas con el tiempo.
La médico veterinaria de UDLA, Paula Ibáñez, concluye que “con una planificación adecuada, las mascotas pueden enriquecer la vida de los adultos mayores, proporcionándoles amor, compañía y alegría en esta etapa de la vida”.
Equipo Prensa
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