Pidiendo un deseo para el sector salud
Estas fechas son propicias para hacer buenos propósitos. La lista de espera de buenos deseos en salud es enorme, así como las necesidades y expectativas de las personas aún no debidamente resueltas en el nivel del bienestar físico, emocional y vincular.
Para muestra un botón: están a la espera, por nombrar solo algunos aspectos, reformas que promuevan la eficiencia y la productividad en el sector hospitalario para aumentar el desempeño en número de cirugías y consultas de especialidad; medidas que eviten pérdidas millonarias de recursos evitando un mal uso de licencias médicas; y nuevas capacidades institucionales para definir qué nuevas tecnologías sanitarias se introducen al sistema de salud, así como para mejor regulación a todos los actores que participan en el aseguramiento y prestación de servicios a objeto de lograr máxima equidad y eficiencia.
Como se ve, los temas no son pocos ni simples, y la dificultad radica más en los ámbitos políticos que en aspectos técnicos. Salud para avanzar necesita de altas capacidades para lograr acuerdos. Ello, requiere de disposición a negociar y a ceder pensando en el máximo bien común posible. Desafortunadamente lo anterior a escaseado en las últimas décadas, no en vano han pasado ya 20 años de la última gran reforma a la salud, ampliamente conocida como Plan AUGE, y las reformas posteriores han sido claramente insuficientes.
Haciéndonos cargo de lo anterior y reconociendo que todos los sectores políticos declaran que la Atención Primaria a la Salud (APS) es un ámbito esencial de mejorar, podríamos entonces atrevernos a pedir un deseo para este 2025: que todas las candidaturas, que pronto aparecerán, tanto a parlamentarios como a la presidencial, se comprometieran a hacer de la APS universal una política de Estado.
Que fantástico sería que al menos en ese punto todos los sectores señalaran su disposición para que todos pusieran acceder a las APS sin importar su previsión, existiendo el financiamiento, los equipos humanos y las tecnologías aseguradas, para que la mayor parte de los problemas de salud se puedan anticipar y resolver donde la personas viven y se desenvuelven sin requerir de hospitales ni especialistas. ¿Será posible? Por el bien de los que aún esperan, no perdamos la esperanza.
Equipo Prensa
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