Por Andrés Felipe Arango, vicepresidente de Desarrollo de Negocios de Essity
Cada año, el Día Mundial de la Salud nos invita a reflexionar sobre los desafíos que aún persisten para garantizar el bienestar de las personas. Esta palabra abarca aspectos como: desarrollar soluciones que garanticen la salud y mejoren la calidad de vida de las personas, anticipándonos a sus necesidades, ofreciendo autonomía y promoviendo el autocuidado.
A través de la innovación, transformamos la forma en que las personas gestionan su bienestar, asegurándonos de que nuestro portafolio de soluciones y servicios realmente marque la diferencia en el día a día de nuestros millones de consumidores. Para lograrlo, asumimos nuestro compromiso desde el propósito que hemos declarado: “Romper barreras por el bienestar”, diseñando y comercializando productos y soluciones adecuados a cada necesidad.
En el caso de la incontinencia, como industria hemos pasado desde una oferta muy limitada donde solo había un producto único para todos los tipos de usuarios a una oferta integral para cada una de las necesidades, lo que nos ha motivado a diseñar soluciones diferenciadas para hombres, mujeres y personas que requieren una protección que incluya beneficios para el cuidado de la piel, mayor absorción, diseño ergonómico, control de humedad, cualidades que permiten garantizar seguridad y confianza.
La innovación tiene sentido en la medida en que entendemos las necesidades de nuestros consumidores, lo que nos habilita para incorporar nuevas tecnologías, materiales más sustentables y, en general, aplicaciones con mejores prestaciones. La innovación es una de las capacidades más importantes que toda compañía debe tener, pero siempre debe estar enfocada en la generación de valor para todos los grupos de interés: consumidores, compradores, clientes, proveedores y accionistas, entre otros.
Otro de los pilares fundamentales para mejorar la salud es la educación. La falta de conocimiento sobre hábitos de higiene sigue generando barreras innecesarias para el bienestar. Gracias a la innovación y al trabajo conjunto con especialistas en salud, hemos desarrollado iniciativas educativas que brindan a las personas mayor autonomía, conocimiento y herramientas informativas para gestionar temas de salud y abordar conversaciones abiertas y libres de sesgos.
Por último, la prevención y el autocuidado seguirán jugando un papel esencial en el cuidado de la salud. A través de acciones y programas muy simples, como el adecuado lavado de manos, se pueden prevenir muchos problemas de salud e, incluso, minimizar el uso de antibióticos, lo que ayuda a evitar la muy conocida y peligrosa resistencia antimicrobiana.
Sabemos que la salud y la higiene son más que aspectos funcionales de la vida cotidiana: son derechos fundamentales que impactan en la dignidad y el bienestar de las personas. En este Día Mundial de la Salud, debemos reafirmar nuestro compromiso de seguir innovando con propósito, impulsando la educación, la prevención y el acceso a soluciones que realmente generen un cambio positivo en la vida de las personas.