El Día Internacional de la Madre Tierra reconoce «que Madre Tierra es una expresión común para el planeta Tierra en varios países y regiones, que refleja la interdependencia que existe entre los seres humanos, otras especies vivas y el planeta que todos habitamos».
Desde entonces, cada 22 de abril podemos hacer un balance sobre el estado de nuestro planeta, sensibilizando sobre la importancia de protegerlo hoy, para garantizar la vida en el futuro. Gracias a ello, hemos avanzado en conciencia ambiental ciudadana, siendo destacable el aporte de las mujeres.
Históricamente, las mujeres se han ocupado de los problemas ambientales del hogar, realizando tareas arraigadas a un rol de género ancestral que las vincula con lo doméstico, en definitiva, con la madre tierra. Hoy, la mujer moderna comparte los roles tradicionales del hogar con la familia, actuando e inspirando a otros en la protección ambiental.
Si bien son las mujeres en sus diversos espacios, familiares o profesionales, quienes lideran en problemáticas ambientales asociados a la dinámica familiar, como usar bolsas de tela, reciclar, reutilizar, separar residuos, reparar prendas, rescatar antiguos calzados o muebles, e incluso, compostar; este paradigma está cambiando. Las familias jóvenes cultivan alimentos o los compran en la tienda más cercana, aprovechan los cultivos de temporada, reducen el consumo de carne, cuestionan la moda rápida: conocen su huella de carbono.
¡Cómo no compartir estos nuevos roles! Este “buen hacer” para ordenar “la casa” en clave ambiental, se puede proyectar desde la familia hacia toda la sociedad. La suma de los pequeños aportes, con independencia del género, puede ser más eficiente que muchas de las concurridas conferencias que año a año nos informan de todo lo que resta por hacer.
La equidad de género proyectada a la protección de nuestra Madre Tierra, es un buen camino para hacer vida las palabras del poema “La Tierra” de nuestra querida Gabriela Mistral, a quien también celebramos en abril, y quien junto con advertirnos que “Todo lo toma, todo lo carga, el lomo santo de la Tierra …”, nos da esperanza, pues si hacemos un esfuerzo conjunto “… la madre que estaba rota, tú la verás volver entera”.
Dra. Iris Vargas Delgado
Docente Derecho Ambiental, Universidad Santo Tomás