• El desperdicio de alimentos es un problema ético, social y medioambiental. Es por eso que expertos explican cómo poder sacarle el máximo provecho a nuestros alimentos para no botar nada y ser parte de un movimiento anti-desperdicios en la cocina.  

El desperdicio de alimentos es un problema mundial que generalmente comienza muy temprano en la cadena de producción. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un 14% de los alimentos se pierde entre la cosecha y la distribución, mientras que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que otro 17% se desperdicia entre la distribución y los consumidores finales. 

Desde una mirada social, de acuerdo al último Informe Mundial de Crisis Alimentarias, en 2024 más de 295 millones de personas de 53 países y territorios padecieron hambre aguda, lo que supone un aumento de casi 14 millones de personas con respecto a los hallazgos de 2023, siendo especialmente preocupante el aumento de la prevalencia de la inseguridad alimentaria aguda, que ahora afecta al 22,6% de la población evaluada.  

“El desperdicio de alimentos es una triste paradoja en un mundo donde millones pasan hambre. Cada comida que desechamos no solo termina afectando a quienes la necesitan, sino que también impacta al medio ambiente, contribuyendo a la pérdida de recursos como agua, tierra y energía. Como WWF, vemos que combatir el hambre y proteger el planeta están profundamente conectados: reducir el desperdicio es una de las formas de aliviar la presión sobre los ecosistemas mientras avanzamos en asegurar alimentos para todos”, comenta Uri Colodro, coordinador de Cambio Climático y Ciudades de WWF Chile.

Desde una perspectiva ambiental, la pérdida de comida también carga con una importante huella, pues se estima que es responsable de cerca del 10% de los gases de efecto invernadero (GEI), siendo así un contribuyente importante a la triple crisis ambiental que afecta a nuestro planeta. Y no sólo eso, también genera alteraciones en los ecosistemas (al deforestar y destruir hábitats para el desarrollo de agricultura extensiva) y emplea una enorme cantidad de recursos naturales en productos que, en un importante porcentaje, terminarán en los vertederos.

Benjamín De Oto, Country Manager de Cheaf Chile, reconoce que la crisis climática es una realidad que se viene anunciando, viviendo y combatiendo hace mucho tiempo. Sin embargo, De Oto destaca que ahora se ha convertido en una verdadera urgencia: “Cada año somos testigos de la ocurrencia de una mayor cantidad de fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo, mientras vemos que las temperaturas siguen subiendo, la biodiversidad presenta más amenazas y las comunidades más vulnerables están cada vez expuestas a nuevos y mayores riesgos. Nos ha tocado vivir este momento en la historia del mundo, y es acá donde tenemos que plantearnos si queremos ser parte del problema o de la solución”, reflexiona el ejecutivo de Cheaf.

Precisamente para alertar sobre los desafíos sociales, éticos, económicos y ambientales que implica el desperdicio de alimentos, Cheaf y WWF decidieron lanzar su campaña ‘Hasta la última miga’, con el objetivo de concientizar sobre este problema y también entregar consejos para poder erradicar esta mala práctica del país. 

Cocinar para que nada se pierda

Camila Peñaloza (@antojista en Instagram) es una cocinera de profesión que en 2018 decidió hacer un giro en su carrera y emprender un negocio en alimentación sustentable y consciente, con foco en aprovechamiento y cero desperdicio de alimentos, desde donde dicta charlas y cursos sobre cómo lograr reducir el desperdicio de comida en los hogares.

Según Camila, la reducción del desperdicio de alimentos es crucial para lograr una sociedad sostenible en el tiempo, no sólo respecto de una mirada social (seguridad alimentaria) o medioambiental (por la contaminación y su rol como contribuyente directo a la crisis climática), sino que también respecto de aspectos macroeconómicos en los países, entendiendo que cada segundo se están perdiendo recursos valiosísimos para la economía, afectando a productores, distribuidores y consumidores.

Por ello es importante generar un cambio de hábitos desde lo más simple a lo más complejo, pero entendiendo siempre que el impacto de las costumbres que se están cambiando es profundo, aun cuando las acciones parecen pequeñas: “Reducir el desperdicio de alimentos tiene un impacto integral (para las personas y para el núcleo familiar). Representa un impacto real en lo físico, lo emocional, la salud mental, en la conciencia del entorno y en la idea de generar una comunidad sana. Y son todos esos factores los que se unen para hacer que este nuevo hábito permanezca en el tiempo”, señala la persona tras @Antojista.

“Se tiende a creer que los cambios que uno haga en su propia casa, no contribuyen a grandes causas, que sólo lo ayudan a uno mismo, o que, incluso, son algo más bonito que útil. Pero eso no es cierto: las pequeñas acciones son las que van creando el cambio”, asegura Peñaloza.

Consejos para ser una persona cero-desperdicios 

  1. ORGANIZAR. “Es clave tener una despensa y refrigerador organizados para poder saber qué es lo que se tiene, lo que no y las fechas de expiración de cada producto. Con esa información clara podremos tomar decisiones más inteligentes al momento de hacer compras”, dice Benjamín De Oto. Coincide con él Uri Colodro, quien resalta la importancia de hacer una buena planificación semanal e intentar buscar recetas para aprovechar todo lo que tenemos en casa. “En la misma línea, también es muy beneficioso comenzar a pensar en los ciclos de la naturaleza e intentar consumir alimentos de temporada: son frescos, se encuentran a buenos precios y no recorren largas distancias para llegar a nuestra mesa”, agrega. 
  1. PLANIFICAR. “Muchas veces salimos a comprar sin ver lo que ya tenemos en casa, o porque vimos una receta en una red social”, advierte Peñaloza. La experta en cocina sostenible y consciente recomienda tener pequeñas libretas de compras y de refrigerador y despensa para tener claro lo que tenemos en cada espacio y lo que necesitamos comprar. 
  1. ELEGIR. Los expertos recomiendan siempre elegir los alimentos más “viejos” para cocinar, lo que nos permitirá no perder nada. “Siempre queremos elegir lo nuevo y nos llama la atención la novedad; por eso elegir entre los alimentos menos bonitos o que tienen más tiempo en nuestra despensa puede ser más desafiante, pero eso nos permitirá también ser más creativos”, destaca la @Antojista. Para ella también es clave “comprender nuestros alimentos”, generar una mayor conexión con la comida: “En la prehistoria las personas tenían una mayor relación con sus alimentos, los observaban, entendían cómo reaccionaban al sol o en la nieve. Esto nos ha dado un conocimiento ancestral de lo esencial para conservar o cocinar adecuadamente nuestra comida”, indica Peñaloza.
  1. CONSERVAR. No sólo disponer con orden de los alimentos es clave, también lo es almacenarlos correctamente una vez que han sido cocinados. “En este punto se reitera lo favorable que es aprovechar de comprar ciertos alimentos cuando están en temporada a precios convenientes, sobre todo en el caso de algunos vegetales, que se pueden almacenar durante varios meses. Aquí las posibilidades son infinitas, desde cortar y congelar la base para un sofrito, hasta hacer mermeladas o frascos de conservas de productos tan básicos como salsa de tomate”, explica Colodro. 

 

  1. RESCATAR. “Vivimos en una sociedad acostumbrada a la disponibilidad de comida y, muchas veces, al exceso”, asegura De Oto. El Country Manager de Cheaf Chile manifiesta que muchas veces se cree que tener góndolas repletas de alimentos, pan fresco a cualquier hora o muchas opciones de pasteles, por ejemplo, es sinónimo de bienestar, pero eso implica una logística insostenible: “Desde ahí es que se hace tan importante rescatar estos alimentos al final del día. No importa si se trata de un rescate a través de una app como Cheaf o que los comercios los donen a bancos de alimentos o a organizaciones solidarias, lo importante es que esa comida no tiene por qué perderse”, subraya De Oto.

Acerca de Cheaf

Cheaf es una aplicación móvil que contribuye a reducir el desperdicio de comida. Su plataforma tecnológica le permite a supermercados, restaurantes y tiendas ofrecer sus excedentes, mientras que los clientes tienen la oportunidad de rescatar paquetes de alimentos con un alto porcentaje de descuento. Comenzó sus operaciones a mediados de 2020 en Ciudad de México y en 2023 inició su plan de expansión al resto de la región abriendo oficinas en Chile, país donde se ha enfocado en el segmento de supermercados y donde, en poco más de un año de operación ha logrado el rescate de más de 1.000.000 de kilos de comida. Cheaf es una alternativa donde comercios y consumidores participan para reducir el desperdicio de comida y la huella de carbono que esto genera.

Acerca de WWF

WWF es una de las organizaciones independientes de conservación más grandes y con mayor experiencia en el mundo, con cerca de 5 millones de personas que la apoyan y una red mundial que trabaja en más de 100 países. WWF trabaja por un Planeta Vivo y su misión es detener la degradación ambiental de la Tierra y construir un futuro en el que el ser humano viva en armonía con la naturaleza: conservando la diversidad biológica mundial, asegurando que el uso de los recursos naturales renovables sea sostenible y promoviendo la reducción de la contaminación y del consumo desmedido.

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