Por Jubiza Pusic, directora Instituto Lipedema Chile – www.institutolipedema.cl
Poco conocida y mal diagnosticada en nuestro país, el Lipedema es una enfermedad crónica del tejido graso que se da mayoritariamente en mujeres, siendo provocada por la acumulación progresiva de células grasas.
A escala global, se calcula que el 11% de la población femenina la padece, afectando en un 70% a las piernas y en un 30% a los brazos.
Entre las causas que la desencadenan están los cambios hormonales relacionados con la pubertad, embarazo, consumo de anticonceptivos y menopausia. Algunos estudios americanos, incluso, afirman que su origen se debe a mutaciones genéticas.
Además de dañar la autoestima de quienes la padecen y generar cuadros de angustia, depresión y sentimientos de aislamiento, esta afección produce pesadez en las piernas y sensibilidad al tocarlas, llegando a formarse hematomas con facilidad.
A medida que la enfermedad avanza, el dolor comienza a ser más persistente, dificultando cualquier actividad física, incluso en reposo.
Si bien no existe ninguna mejora con las dietas- pues la persona pierde volumen de su torso, pero no en las zonas afectadas- una alimentación antiinflamatoria contribuye de manera efectiva a controlar los síntomas.
Adicionalmente, el Lipedema reduce la movilidad en las personas, pues las piernas llegan a adquirir una forma tubular debido a la acumulación de grasa, lo que impide la buena marcha.
Sumado a lo anterior, pueden presentarse en el paciente alteraciones osteoarticulares como hiperlaxitud, genu valgum o piernas en X, condromalacia y alteraciones posturales.
En la mayoría de los casos, esta dolencia se confunde con la obesidad, problemas vasculares y linfedema. Sin embargo, la obesidad no genera dolor, se trata con una adecuada alimentación y actividad física, y en ella la grasa se distribuye de manera homogénea, en todo el cuerpo.
A nivel de tratamiento, existen dos caminos a seguir. Por un lado, está el método conservador que comprende el trabajo en equipo de especialistas en salud que, luego de una evaluación clínica, atienden integralmente a las pacientes. La otra vía es la quirúrgica, a cargo de un cirujano plástico debidamente acreditado.
Frente a lo anterior, y dado que junio es el mes de la concientización del Lipedema, resulta crucial dar una mayor visibilidad y atención a esta enfermedad que hoy no cuenta con cobertura de FONASA ni de las ISAPRES y que, desafortunadamente, en la mayoría de los casos es mal diagnosticada.