Con más del 80% de los chilenos con déficit de este nutriente, este periodo del año no solo enfría el cuerpo, también puede nublar la mente. El trastorno afectivo estacional (TAE) —que incluso afecta a celebridades como Adele— es una forma real y silenciosa de depresión que se agudiza con la falta de sol y carencias nutricionales que muchas veces pasamos por alto.

Con la llegada del invierno, no solo bajan las temperaturas: también tiende a decaer el estado de ánimo. Es que existe directa relación entre la luz solar y la vitalidad. Es un fenómeno reconocido por la ciencia como trastorno afectivo estacional (TAE), también llamado depresión estacional, que se presenta con fuerza en los meses fríos y oscuros. Una condición que es mucho más común de lo que se pensaría. 

La cantante Adele, por ejemplo, confesó hace un tiempo que sufre una forma severa de este trastorno y explicó que por esa razón decidió establecer su residencia en California, donde hay más sol que en su país. “Me deprimo mucho en invierno. Siento que no puedo con el mundo”, declaró, visibilizando un problema que afecta a millones y que muchas veces se minimiza o confunde con simple desgano invernal.

El TAE puede provocar síntomas como fatiga constante, irritabilidad, dificultad para concentrarse, alteraciones del sueño, pérdida de interés en actividades y cambios en el apetito —especialmente antojos de carbohidratos—. Y aunque suele comenzar en otoño, se intensifica en pleno invierno. Se estima que entre el 1% y el 10% de la población mundial lo padece, siendo más frecuente en latitudes alejadas del ecuador y en mujeres.

En Chile, este problema adquiere especial importancia si consideramos que, según datos del Ministerio de Salud, más del 80% de la población presenta déficit de vitamina D. ¿Cómo influye esto? “Lo que muchos no saben es que la vitamina D no solo regula el calcio o protege los huesos. También participa directamente en la producción de serotonina, que es la hormona del bienestar”, explica Pedro Grez, autor del método que lleva su nombre y creador de la primera línea chilena de suplementos con etiqueta limpia.

No reemplaza tratamiento mental, pero ayuda

Durante el invierno, al haber menos exposición al sol —la principal fuente natural de vitamina D—, nuestros niveles disminuyen drásticamente. Por eso, los especialistas coinciden en que suplementarse durante este periodo puede ser una herramienta eficaz para prevenir o mitigar el TAE. “No se trata de reemplazar un tratamiento psicológico o farmacológico si ya existe un diagnóstico, pero sí es una medida de apoyo concreta, segura y fácil de implementar”, sostiene Grez. En particular, él recomienda formas de vitamina D que aseguren una mejor absorción como la liposomal, especialmente en personas con trastornos digestivos o mayor edad. Para lo cual es fundamental informarse, leer las etiquetas y preferir productos que no contengan ingredientes rellenos.

Aunque no existe una fórmula mágica para atravesar estos meses fríos y oscuros, hay estrategias que ayudan: mantener rutinas de ejercicio, aprovechar al máximo la luz natural, cuidar la alimentación y —por supuesto— prevenir las carencias nutricionales que nos vuelven más vulnerables emocional y físicamente.

Además, hay que tomar en cuenta que “el déficit de vitamina D no solo puede afectar el estado de ánimo, también impacta la inmunidad, la energía e incluso el envejecimiento celular”, agrega Grez. Estudios recientes, como el publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, revelan que la vitamina D3 podría ayudar a ralentizar el envejecimiento biológico, al preservar la longitud de los telómeros, que actúan como relojes celulares.

Pero sus beneficios no terminan ahí. Grez comenta que una revisión científica reciente también destaca el rol fundamental de esta vitamina en el manejo de las enfermedades inflamatorias intestinales (EII). “La investigación señala que mantener niveles óptimos de vitamina D puede mejorar significativamente el control de estas patologías, elevar la calidad de vida de los pacientes e incluso reducir las complicaciones a largo plazo”, explica. Además, afirma que comprender su relevancia en este tipo de enfermedades podría permitir el desarrollo de estrategias de tratamiento más eficaces y personalizadas.

En ese contexto, cuidar los niveles de vitamina D deja de ser solo una medida preventiva para el invierno: se convierte en una decisión estratégica para la salud integral, desde lo emocional hasta lo digestivo, pasando por la inmunidad y el envejecimiento. Y es precisamente en esta estación, cuando el sol escasea y el ánimo decae, que el cuerpo comienza a enviar señales de alerta que evidencian el déficit.

Este invierno, escucha a tu cuerpo. Si sientes que el cansancio, la tristeza o la apatía se instalan por semanas, no lo normalices. Puede que no se deba solo al frío… y el culpable sea el TAE. Y en ese caso, saberlo —y actuar a tiempo— puede marcar una gran diferencia en tu bienestar.

Google News Portal Red Salud
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Prensa Salud

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here