Masticar sin dolor, sonreír con confianza, compartir una comida en familia. Estos actos cotidianos pueden convertirse en verdaderos desafíos para las personas mayores cuando su salud bucal se deteriora. Las consecuencias van mucho más allá de lo físico: impactan directamente en su calidad de vida, su nutrición y su salud general.
En el mes de las personas mayores, un aspecto fundamental, pero a menudo descuidado cobra relevancia. La Organización Mundial de la Salud reconoce que la calidad de vida en la tercera edad está estrechamente relacionada con la capacidad funcional, y la salud bucal juega un papel fundamental en ello.
Mantener un número adecuado de dientes funcionales es esencial para una masticación correcta, pero la pérdida de piezas dentarias en personas mayores dificulta significativamente la capacidad de triturar alimentos y mantener una alimentación adecuada.
La pérdida de dientes obliga a eliminar de la dieta alimentos duros y nutritivos, ricos en proteínas y fibra, para consumir solo opciones blandas de bajo valor nutricional. Esto genera deficiencias nutricionales y pérdida de peso. Además, afecta la autoestima, altera la capacidad de hablar y lleva a muchas personas al aislamiento social por vergüenza.
Diversos estudios confirman que las personas con peor salud bucal reportan menor calidad de vida, y que existe una conexión directa entre la salud oral y enfermedades sistémicas como diabetes e hipertensión, aunque muchos de estos factores son modificables.
Dos personas mayores de la misma edad pueden tener experiencias completamente distintas. Quien conserva sus dientes mantiene autonomía para comer lo que desea, confianza para socializar, vínculos afectivos saludables y una nutrición adecuada. Quien los ha perdido enfrenta restricciones alimentarias, vergüenza al sonreír, dificultades en sus relaciones de pareja y un deterioro progresivo de su salud general y bienestar emocional.
Con el aumento global de la esperanza de vida y el crecimiento acelerado de la población mayor, se hace urgente desarrollar una cultura del envejecimiento que incluya programas efectivos de salud bucal con un abordaje multidisciplinario y comunicación fluida entre odontólogos, médicos y otros profesionales de la salud.
La promoción de estilos de vida saludables desde edades tempranas permitirá a las personas disfrutar su etapa de adulto mayor con buena calidad de vida. Para quienes ya son mayores, la prevención y la atención oportuna pueden cambiar radicalmente su bienestar. Una rehabilitación oral adecuada puede restaurar la función masticatoria, la estética y la confianza.
Envejecer de forma saludable también implica el cuidado de la salud bucal. Una boca sana es la llave para una adecuada alimentación, autoestima y relaciones sociales en la tercera edad.
























