A raíz de la detección de conservas mal etiquetadas que no contenían jurel, la nutricionista Carolina Pye, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes (UANDES), alerta sobre los riesgos que esto implica para la salud de los consumidores y la confianza en la industria alimentaria.

“Desde el punto de vista nutricional, sanitario y regulatorio, no informar correctamente qué especie se está consumiendo puede generar consecuencias importantes”, señala. Entre los principales riesgos, destaca las posibles reacciones alérgicas en personas con restricciones alimentarias, la entrega de información nutricional engañosa y la falta de trazabilidad del producto.

Pye explica que el jurel tiene un perfil nutricional específico, con alto contenido de omega 3 y proteínas. Sustituirlo por otras especies, como caballa o sardina, puede alterar significativamente la composición nutricional del producto. “Por ejemplo, la caballa tiene más omega 3, pero también más colesterol; la sardina, más calcio si se consume con espinas, pero también mayor cantidad de sodio”, detalla.

En productos enlatados, identificar la especie a simple vista es casi imposible para un consumidor común, ya que los pescados vienen cocidos, sin piel ni cabeza. Por eso, la académica recomienda revisar con atención la etiqueta, el país de origen y buscar el nombre científico del jurel (Trachurus murphyi) para mayor certeza.

Finalmente, advierte que este tipo de irregularidades no solo constituyen un fraude alimentario, sino que también afectan la credibilidad de toda la industria. “Generan desconfianza en los consumidores y perjudican incluso a aquellas marcas que sí cumplen con la normativa”, concluye.

 

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