Recibir un diagnóstico de enfermedad terminal es, probablemente, uno de los momentos más difíciles que puede atravesar una persona y su familia. Surgen miedos, silencios y también la urgencia de hablar de temas que solemos evitar, como la despedida, los rituales y las decisiones en torno a qué pasará después del fallecimiento.

“En esas circunstancias, lo más importante es abrir espacios de diálogo en familia, desde la empatía y el respeto por los deseos de quien atraviesa la enfermedad”, explica Constanza Vidal, psicóloga de la Unidad de Apoyo al Duelo de Acoger, red de cementerios católicos.

La especialista recalca que, aunque hablar de la muerte nunca es fácil, planificar de manera anticipada puede ayudar a disminuir la ansiedad y entregar tranquilidad tanto a la persona enferma como a sus seres queridos. “Cuando logramos conversar sobre estos temas, evitamos que la familia deba tomar decisiones en medio del dolor y la urgencia”, añade.

En este proceso, Acoger acompaña a las familias con orientación emocional y también con servicios que facilitan la planificación, como la opción de decidir previamente entre cremación o sepultura. “Cada familia vive el duelo de manera distinta, pero poder anticipar ciertos aspectos prácticos permite enfocarse en lo verdaderamente esencial: acompañar y despedir con amor”, señala Vidal.

Hablar sobre la despedida también puede transformarse en una oportunidad de encuentro y reconciliación. “Muchas veces aparecen conversaciones que estaban pendientes, gestos de cariño que no se habían dicho o incluso la posibilidad de que la persona enferma deje un mensaje para quienes se quedan. La anticipación nos da ese espacio”, concluye la psicóloga.

De esta manera, la invitación es a comprender que hablar de la muerte no significa perder la esperanza, sino dar espacio a una despedida consciente, serena y acorde a los valores de cada persona y familia.

Para más información:www.acoger.cl

Google News Portal Red Salud
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Prensa Salud