Terapias con células inmunes genéticamente modificadas revolucionan lucha contra el cáncer

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  • La F.D.A. acaba de aprobar un nuevo tratamiento para sarcoma sinovial basado en la administración de células inmunes, llamadas células T, genéticamente modificadas. En nuestro país, el Dr. Álvaro Lladser lidera un laboratorio de investigación que trabaja justamente en entender cómo estas células T pueden eliminar tumores sólidos para así desarrollar inmunoterapias celulares que funcionen en estos tipos de cánceres que representan aproximadamente el 90% de los casos.

La inmunoterapia ha emergido en la última década como una nueva forma de tratar el cáncer, la cual no busca matar directamente a las células cancerosas con moléculas tóxicas como la quimioterapia, si no que busca potenciar la capacidad de nuestro sistema inmune para destruirlas. La inmunoterapia ha demostrado ser efectiva incluso en pacientes con estados avanzados de la enfermedad, donde las terapias tradicionales como la cirugía y la quimioterapia han fallado. Además, la inmunoterapia puede desencadenar una respuesta inmune de memoria, la cual puede proteger a los pacientes a largo plazo. Esto se traduce en respuestas terapéuticas más potentes y duraderas con menos efectos secundarios adversos, prolongando la vida de los pacientes y mejorando su calidad de vida.

Actualmente hay dos tipos de inmunoterapias que funcionan en pacientes. La más común son los anticuerpos monoclonales, que lo que hacen es reactivar a las células T que están atacando el tumor. Los potencian, les dan un escudo para que se defiendan y puedan ejercer su acción de forma más potente. El otro tipo es la inmunoterapia celular que consiste en extraer a las células T de los pacientes, multiplicarlas en el laboratorio y modificarlas genéticamente con receptores naturales (TCR, por T cell receptor) o quiméricos (CAR, por chimeric antigen receptor) que les permiten reconocer a las células cancerosas con gran eficacia. La inmunoterapia celular con receptores quiméricos o CAR-T representan uno de los avances más significativos en los últimos años, siendo varias aprobadas por la FDA.

“Este tipo de inmunoterapia celular funciona exitosamente contra cánceres hematológicos, como linfoma o leucemia donde las células cancerosas están en circulación y es más fácil reconocerlas. Sin embargo, este tipo de inmunoterapia celular no funciona bien en tumores sólidos, los cuales representan aproximadamente el 90% de los casos de cáncer en la población, por lo que nuestra investigación se centra en entender los mecanismos que les permiten a las células T eliminar tumores sólidos”, reconoce el Dr. Álvaro Lladser, director del Laboratorio de Inmunoncología de la Fundación Ciencia & Vida de la Universidad San Sebastián. “Una línea de investigación de nuestro laboratorio se enfoca en desarrollar una inmunoterapia celular que utiliza las células T extraídas de la sangre del propio afectado, las que son aisladas, revitalizadas y multiplicadas en laboratorio antes de ser reintroducidas”, destaca el bioquímico y doctor en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile y postdoctorado del Instituto Karolinska, Suecia.

Es así como junto a su equipo de cerca de quince investigadores e investigadoras y colaboradores del Instituto Curie de París, el University College London y la Universidad de Oxford de Inglaterra, trabajan arduamente para redirigir a las células T para que infiltren y eliminen a los tumores sólidos de manera más eficaz. En conjunto con su coinvestigador, el Dr. Vincenzo Borgna, médico del servicio de urología del Hospital Barros Luco y profesor de la Universidad San Sebastián, desarrollaron a nivel preclínico por primera vez en Chile una inmunoterapia celular del tipo CAR-T para cáncer de vesícula biliar, la cual se podría adaptar fácilmente para otros tipos de cáncer. A pesar de los desafíos de su implementación en tumores sólidos, “Este año han habido avances significativos”, señala Borgna, refiriéndose a un reciente estudio en pacientes con neuroblastoma, un tipo de tumor cerebral, que mostró respuestas positivas a la terapia CAR-T. “Se les administró la inmunoterapia directo al cerebro y a la semana ya mostraban una respuesta positiva a un tumor que está entre los más agresivos que existen y que no había respondido a distintas quimioterapias”.

Además, hay que sumar la nueva inmunoterapia TCR-T aprobada por la FDA para sarcomas sinoviales, que son tumores sólidos muy agresivos. Fue a partir de un estudio que se hizo en Europa, en Estados Unidos y en Canadá, para pacientes con sarcomas y liposarcomas, también resistentes a quimioterapia que mostró respuesta hasta en un 40% en los sarcomas. “Esta siempre fue terapia para cáncer hematológico, pero en cánceres sólidos no había tenido mucha respuesta. Esta es la primera evidencia de que pueden llegar a tumores sólidos”, dice el coinvestigador del laboratorio.

 

Desafíos y Perspectivas Futuras

“Hay pacientes que responden muy bien a la inmunoterapia celular, pero todavía una proporción importante de los pacientes no responden o desarrollan resistencia con el tiempo” explica el Dr. Diego Figueroa quien realizó su tesis doctoral en Biotecnología bajo la supervisión del Dr. Lladser y ahora desarrolla un proyecto posdoctoral enfocado en esta temática. «El cáncer es una enfermedad que se adapta. Las células malignas están constantemente acumulando mutaciones y adquiriendo mecanismos de resistencia a las terapias, evadiendo la respuesta inmune «, explica Figueroa. «Nosotros en este momento estamos estudiando los mecanismos que subyacen una respuesta eficaz de la inmunoterapia celular para tumores sólidos. Nos hemos dado cuenta de que es necesario que las células T que se administran, se comuniquen con las células inmunes que están en nuestro cuerpo para que, en conjunto, ataquen de forma robusta a las células cancerosas” detalla el Doctor en Biotecnología.

Por otro lado, este tipo de inmunoterapia celular tiene un costo muy elevado (sobre 200 millones de pesos), por lo que es importante no generar falsas expectativas y que todavía queda mucho camino para reducir los costos de producción. No obstante, representan un paso crucial hacia tratamientos más personalizados y eficaces contra el cáncer. (Por Richard García, Comunicaciones Llambías)

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