El Centro de Estudios Longitudinales (CEEL) UC y la ACHS (2024) identificaron que el sedentarismo incrementa el riesgo de sufrir depresión. En Chile, se ha observado que 1 de cada 7 personas de 18 años o más presenta síntomas de depresión, una situación que resulta especialmente alarmante en las mujeres, quienes presentan una prevalencia casi el doble que los hombres, junto con mayores tasas de inactividad física.

En este contexto, el deporte y el ejercicio destacan como herramientas fundamentales para mejorar y mantener una buena salud tanto física como mental. “Numerosos estudios respaldan la eficacia del ejercicio para mejorar el estado de ánimo, reducir los síntomas depresivos, controlar la ansiedad y generar una sensación general de bienestar. Incluso, se ha comprobado que los efectos de la actividad física pueden superar a los de los medicamentos en algunos casos. Esto se debe a que el ejercicio regular reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, disminuye los niveles de azúcar en sangre, reduce los triglicéridos, mejora la función vascular, entre otros importantes beneficios, lo que equivale a tomar una serie de medicamentos distintos de manera crónica” comenta Cristóbal Toledo, Psicólogo Deportivo Asesor Sportlife.

Específicamente, en lo que respecta a depresión, la actividad física ayuda a:

1) Liberar endorfinas: conocidas como “la hormona de la felicidad” que ayudan a reducir el estrés y mejorar el ánimo.

2) Regulación de neurotransmisores: El deporte aumenta la disponibilidad de serotonina, dopamina y norepinefrina neurotransmisores claves para el bienestar emocional.

3) Reduce el estrés: Al concentrarse en el ejercicio, se puede disminuir la rumiación, lo que reduce la ansiedad, y la sensación de desgaste.

4) Mejorar la calidad de sueño: la actividad física contribuye a regular los ciclos circadianos.

5) Aumenta la autoestima: lograr pequeños objetivos deportivos puede mejorar la precepción de uno mismo

6) Conexión social: participar en actividades grupales fomenta la interacción social, lo que puede contrarrestar el aislamiento típico de la depresión.

Consejos:

  • Comenzar de a poco, con objetivos realistas
  • Buscar mantener una actividad que se disfrute
  • Ser constante pero flexible, evitando la presión y la culpa
  • El ejercicio no sustituye un tratamiento profesional, pero puede ser un buen complemento para la recuperación.

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